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Realidad mediática y realidad percibida ante el COVID-19

Cuando surge una crisis hay que generar una realidad mediática ajustada al hecho para que la realidad percibida quede en línea y se evite tener que hacer un control de daños, señala Mario Maraboto.
jue 17 septiembre 2020 06:00 PM

(Expansión) – Los acontecimientos que surgen en diferentes terrenos (social, económico, político, deportivo, etcétera) son realidades que suelen impactar en cierta proporción en la propia sociedad, espacialmente cuando son dados a conocer masivamente a través de los medios de comunicación. Esa realidad puede ser vista de formas distintas, dependiendo del impacto o afectación que produce en unos u otros.

Cuando la información publicada sobre una realidad concreta es percibida de forma negativa o contraria a los criterios y/o intereses de algunos de los actores, la reacción generalizada es criticar o responsabilizar a otros individuos, a fenómenos sociales, a los medios de comunicación, a acciones concertadas de algunos grupos o a quien se le ponga enfrente, de la realidad que se da a conocer.

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En alguna ocasión el presidente de Venezuela expulsó del país a algunos corresponsales de prensa atribuyéndoles transmitir información que no reflejaba su realidad subjetiva. Situaciones similares han sucedido en varios países incluido México en donde este fenómeno se ha acentuado ante la situación económica, de inseguridad y, sobre todo, de salud que se ha vivido desde hace varios meses.

Por citar sólo un ejemplo: ante la realidad de la gestión de la pandemia es bien conocida la reacción por parte del presidente de la República en contra de los medios de comunicación, los “conservadores” o “un complot”, y la búsqueda de culpables en otras pandemias como la de obesidad que sigue pregonando el Subsecretario de Salud.

La tarea de los medios de comunicación es, precisamente, informar para dar a conocer a la sociedad aquella realidad de la que son testigos o que han encontrado a partir de una investigación periodística, de la manera más exacta y objetiva posible (siempre hay algo de subjetividad en el hombre) e incluyendo las evidencias, declaraciones o testimonios del mayor número de actores involucrados en esa realidad específica. Eso es lo que se conoce como “Realidad Mediática”.

Por otro lado también existe una “realidad percibida” que se construye a título personal a través de la propia experiencia y que no necesariamente coincide con la realidad mediática.

Por ejemplo: la realidad mediática de la gestión de la pandemia en México es la que las autoridades proyectan a través de los medios de comunicación, inclusive por las transmisiones de las conferencias de prensa matutina y vespertina. Esa realidad presenta un México con más de 70,000 muertes por coronavirus, que “ya domó la pandemia” y en el que factores como obesidad y diabetes inciden en el incremento de muertes por COVID-19.

Paralela a esa realidad está la realidad percibida en la que cada uno aprecia, por su propia experiencia, que hay más muertes de las oficiales, que el COVID-19 sigue contagiando y que la obesidad y la diabetes son pandemias que el gobierno no ha sabido enfrentar. Pero sobre ello, la realidad percibida es que el gobierno no sabe cómo salir de la crisis y por ello llega al grado de mentir o manipular la información.

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En diversas ocasiones me han preguntado por qué mi insistencia en decir que las crisis de comunicación se tienen que atender con prontitud. La respuesta es simple: entre la realidad mediática y la realidad percibida hay una delgada línea que divide dos posturas:

- La de los protagonistas de esa realidad que exponen que los medios de comunicación están distorsionando los hechos afectando la imagen pública de ellos y/o las de las instituciones que representan. Sea en deportes, finanzas, política, espectáculos, etcétera, siempre habrá alguien que culpe a los medios de distorsionar la realidad, de no informar correctamente y de ser causantes de las situaciones más conflictivas. Eso es lo que sucede en las mentadas “conferencias de prensa” presidenciales.

- La de los actores pasivos que desarrollan la realidad percibida, generalmente en sentido contrario a la realidad mediática. Esta percepción de los hechos se acentúa conforme pasa el tiempo y genera una brecha tal que impacta negativamente en los generadores de la realidad mediática. Eso es algo que está sucediendo con el caso de la gestión de la pandemia.

Culpar a los medios o a otros fenómenos de reflejar una determinada realidad o de construir equivocadamente la realidad mediática, sólo habla de la incapacidad de los actores más relevantes de la situación tanto para controlar los acontecimientos que están generando esa realidad como para llenar de inmediato el vacío de información que alimenta la realidad percibida.

Por eso, cuando surge una crisis hay que generar una realidad mediática ajustada al hecho para que la realidad percibida quede en línea con aquella y se evite tener que hacer un control de daños. Ello no ha ocurrido con la realidad de la pandemia en México.

Nota del editor: Mario Maraboto es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro "Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas". Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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