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El eslabón más débil: la disrupción de las cadenas globales de suministro

México debe impulsar la creación de redes de colaboración con organismos públicos y privados que den lugar a inversión en tecnología, considera Eduardo Durazo Watanabe.
vie 02 octubre 2020 11:59 PM

(Expansión) – La actual pandemia ha provocado múltiples efectos en distintos mercados a escala macroeconómica. El distanciamiento social, el cese de actividades y el consecuente cambio en los hábitos de consumo han inducido al desabastecimiento de mercancías y materias primas en las principales industrias como la automotriz, farmacéutica, electrónica, agrícola y alimentaria; mismas que han experimentado considerables disrupciones productivas y cambios en su demanda.

De acuerdo con datos de DHL, las cadenas de suministro -que trabajan arduamente para abastecer la demanda de productos en los distintos sectores de la economía- presentan problemáticas como la falta de trazabilidad y los tiempos de entrega debido a los filtros de sanidad ubicados en aeropuertos y carreteras. A esto podemos sumar las restricciones impuestas por gobiernos extranjeros que obstaculizan el tránsito desde países como China, quien se ha convertido en el proveedor global para un sinnúmero de industrias.

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Este contexto empuja a la creación de un plan de acción que deberá motivar a la adaptabilidad y a la resiliencia de las empresas. En relación con esto, el Foro Económico Mundial (FEM) plantea una serie de elementos para generar disrupción a largo plazo, entre los cuales se encuentran el diseño de nuevas estrategias de negocios, infraestructura y recursos técnicos para crear transparencia en las cadenas suministro globales; y colaboraciones públicas-privadas que permitan generar conocimiento replicable para la mejora de los procesos logísticos.

Como nuevas tácticas de negocio, los productores deben seleccionar a sus socios de una manera más estratégica, privilegiando relaciones de mediano plazo y en donde sea posible desarrollar la integración de proveedores locales, lo cual resultará en una reducción de costos logísticos, así como una rápida entrega de los productos, creando una cadena de suministro sólida y resiliente que prevenga actuales y futuras contingencias.

Otro elemento clave para el fortalecimiento de la red integrada por productores, proveedores, distribuidores y otros actores estratégicos, es el e-commerce B2B, ya que permite una comercialización efectiva integrando tecnología a su propuesta de servicios. El boom global de la mano con la incertidumbre de ganar o perder ventas ha impulsado nuevas formas de organización interna, que mejore sus procesos y por ende, su posicionamiento dentro de la cadena de suministro.

La aceleración de la transformación digital y el empleo de tecnologías como el Blockchain y Big Data, además de la capacitación del capital humano para la generación de conocimientos y habilidades, que impulsen el desarrollo de modelos de predicción ante futuros escenarios de riesgo, también es una alternativa para la transparencia y generar estrategias efectivas basadas en tecnologías de vanguardia.

En este período de contingencia, existen oportunidades para la colaboración público-privada. El FEM ejemplifica esto por medio de la confrontación entre los gobiernos de Estados Unidos y China, los cuales podrían eliminar los aranceles artificiales generados por la guerra comercial, para que se pueda transportar un mayor volumen de suministros y bienes alrededor del mundo, y así combatir y mitigar el desabastecimiento que está ocasionando el COVID-19.

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También es momento de repensar las prácticas que hasta hace poco eran un estándar de algunas industrias como la producción justo-a-tiempo. El contar con muy pocos inventarios en tiempos de disrupción de las cadenas de suministro no representa una estrategia factible en industrias con un escenario de demanda mundial creciente. La incertidumbre respecto a la proveeduría de insumos se trasladará eventualmente a la falta de capacidad para abastecer a los clientes finales.

La incorporación de nuevas métricas como la resiliencia, la capacidad de respuesta y las posibilidades de reconfiguración de las partes involucradas en el proceso, dan lugar a las estructuras de cadenas de suministro sólidas que persiguen un mismo fin, pero a su vez flexibles para adaptarse a los constantes cambios que se presentan en la actualidad.

La coordinación sin duda es la clave: las entidades responsables de garantizar el abastecimiento deben de crear alianzas que ayuden a gestionar riesgos latentes de desabasto en conjunto con gobiernos regionales e internacionales. México debe impulsar la creación de redes de colaboración con organismos públicos y privados que den lugar a inversión en tecnología que automatice la recepción, producción y distribución, no sólo local sino también de exportación.

Las herramientas existen, sumemos a esto la voluntad y visión para implementarlas.

Nota del editor: Eduardo Durazo Watanabe labora en el Centro de Estudios Vitivinícolas de Baja California, CETYS Universidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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