Hay dos formas en que puedes ayudar a prevenir esto.
1. Hazle saber el impacto que ha tenido su esfuerzo
Investigaciones recientes muestran que una de las soluciones para evitar caer en el agotamiento no radica en que reduzcan las horas dedicadas a ayudar a los demás, sino en poder presenciar los resultados que tienen sus acciones.
Para ilustrarlo mejor, déjame compartirte esta historia: Karla tiene un cargo administrativo en una Universidad. Se encarga de coordinar los programas educativos, lo cual significa que no tiene contacto con los alumnos. Este cargo ha implicado un exceso de trabajo para ella.
Estaba agotada hasta que decidió formar parte del programa de tutoría para ayudar a alumnos en proceso de titulación. A primera vista, esta decisión parecería un desatino ya que al sumarse al programa en realidad agregó más horas a su agenda de trabajo. Sin embargo, al trabajar de cerca con los alumnos para apoyarlos en la creación de su tesis recibió muchos comentarios de alumnos agradecidos que le externaron los beneficios de la ayuda que ella brindó. Esto detonó que se sintiera revitalizada e incluso más motivada para comprometerse con su trabajo administrativo.
En otras palabras, es importante que compartas con frecuencia a tu colaborador los beneficios que su esfuerzo está aportando al equipo, a los clientes, a ti y al propósito del negocio.
2. Invítala a que pida ayuda
Las personas generosas que no se quedan sin energía son las que han renunciado a la idea de “hacerse las fuertes” y saben pedir ayuda.
No cargan el mundo a cuestas, toman descansos y no se sienten mal de solicitar apoyo.
Hace unos días mi amigo Arturo Guillén me dió una lección. Ambos formamos parte de un grupo de 60 empresarios en el que desarrollamos habilidades de networking para hacer crecer nuestros negocios.
Cuando una persona ingresa al grupo se le integra a un programa de mentorías que sirve de acompañamiento para acelerar su incorporación a la cultura y forma de trabajo del grupo.
Mi amigo terminó el programa hace varios meses, sin embargo, recientemente solicitó volver a tomarlo. Esto es algo que nadie había pedido por cuenta propia.
Observo que hay quienes no han logrado desarrollar sus habilidades pero les parece vergonzoso reconocerlo y solicitar recursar el programa.
Pedir ayuda no es un símbolo de debilidad, es un avanzado nivel de honestidad que muchos quisiéramos.
Así que si tu colaborador solicita ayuda, enhorabuena. Cuando lo haga, reconoce su nivel de honestidad para que tenga claro tu criterio al respecto.
Estos dos factores, conocer el impacto de sus esfuerzos y tener la confianza para pedir apoyo, ayudan a las personas con un alto sentido de entrega a lograr el éxito a largo plazo.
Ahora tienes dos claves para cuidar a esa persona generosa de tu equipo, que sin ella, este año hubiera sido un desafío aún mayor para ti.
Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook (adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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