Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Cómo cuidar a tu colaborador favorito

Dicen que ningún mar en calma hizo experto a un marinero y este año probablemente descubriste de qué están hechas algunas o todas las personas de tu equipo, apunta Adriana Castro.
mié 09 diciembre 2020 12:01 AM

(Expansión) – Probablemente estás a unos días de tomar un descanso junto con tu equipo. Si eres uno de los muchos negocios que fueron afectados económicamente este año, probablemente no tengas un presupuesto que te permita hacer un evento virtual oneroso para reconocer a tus colaboradores como tú quisieras.

Comprendo tu necesidad y la buena noticia es que puedes hacerlos sentir especiales con una mínima inversión.

Recurre a la herramienta más poderosa para detonar motivación y felicidad: la gratitud.

Publicidad

A lo largo de innumerables mesas de debate transmitidas este año por el canal de Expansión me llamó la atención que muchos directivos mencionaron lo agradecidos que estaban de ser testigos del nivel de compromiso de sus colaboradores para afrontar los retos de este año.

Es probable que tú también estés sorprendido de cuántas personas de tu equipo, lejos de bajarse del barco, hicieron todo lo que estuvo en sus manos para mantenerlo a flote.

Dicen que ningún mar en calma hizo experto a un marinero y este año probablemente descubriste de qué están hechas algunas o todas las personas de tu equipo.

Así que reunirlos para agradecerles sería enriquecedor.

En este sentido, te recomiendo que si tu equipo es pequeño, en lugar de hacer un agradecimiento general a todos, pienses en dos o tres atributos que cada uno tenga y se los reconozcas de manera específica.

Esto detona que cada uno se sienta visto y reconocido por las cualidades que tiene.

Y ya que estamos en temas de reconocimiento, quizá en particular identifiques a alguien del equipo como un pilar fundamental para ti en 2020.

Te recomiendo que con esta persona te tomes el tiempo de comunicarle de manera privada lo mucho que valoras su apoyo.

Considera esto, tal vez la personalidad de tu colaborador es asombrosamente generosa con todos, y ser así a veces tiene su riesgo: que caiga en un agotamiento crónico por estar siempre al servicio de los otros.

Publicidad

Hay dos formas en que puedes ayudar a prevenir esto.

1. Hazle saber el impacto que ha tenido su esfuerzo

Investigaciones recientes muestran que una de las soluciones para evitar caer en el agotamiento no radica en que reduzcan las horas dedicadas a ayudar a los demás, sino en poder presenciar los resultados que tienen sus acciones.

Para ilustrarlo mejor, déjame compartirte esta historia: Karla tiene un cargo administrativo en una Universidad. Se encarga de coordinar los programas educativos, lo cual significa que no tiene contacto con los alumnos. Este cargo ha implicado un exceso de trabajo para ella.

Estaba agotada hasta que decidió formar parte del programa de tutoría para ayudar a alumnos en proceso de titulación. A primera vista, esta decisión parecería un desatino ya que al sumarse al programa en realidad agregó más horas a su agenda de trabajo. Sin embargo, al trabajar de cerca con los alumnos para apoyarlos en la creación de su tesis recibió muchos comentarios de alumnos agradecidos que le externaron los beneficios de la ayuda que ella brindó. Esto detonó que se sintiera revitalizada e incluso más motivada para comprometerse con su trabajo administrativo.

En otras palabras, es importante que compartas con frecuencia a tu colaborador los beneficios que su esfuerzo está aportando al equipo, a los clientes, a ti y al propósito del negocio.

2. Invítala a que pida ayuda

Las personas generosas que no se quedan sin energía son las que han renunciado a la idea de “hacerse las fuertes” y saben pedir ayuda.

No cargan el mundo a cuestas, toman descansos y no se sienten mal de solicitar apoyo.

Hace unos días mi amigo Arturo Guillén me dió una lección. Ambos formamos parte de un grupo de 60 empresarios en el que desarrollamos habilidades de networking para hacer crecer nuestros negocios.

Cuando una persona ingresa al grupo se le integra a un programa de mentorías que sirve de acompañamiento para acelerar su incorporación a la cultura y forma de trabajo del grupo.

Mi amigo terminó el programa hace varios meses, sin embargo, recientemente solicitó volver a tomarlo. Esto es algo que nadie había pedido por cuenta propia.

Observo que hay quienes no han logrado desarrollar sus habilidades pero les parece vergonzoso reconocerlo y solicitar recursar el programa.

Pedir ayuda no es un símbolo de debilidad, es un avanzado nivel de honestidad que muchos quisiéramos.

Así que si tu colaborador solicita ayuda, enhorabuena. Cuando lo haga, reconoce su nivel de honestidad para que tenga claro tu criterio al respecto.

Estos dos factores, conocer el impacto de sus esfuerzos y tener la confianza para pedir apoyo, ayudan a las personas con un alto sentido de entrega a lograr el éxito a largo plazo.

Ahora tienes dos claves para cuidar a esa persona generosa de tu equipo, que sin ella, este año hubiera sido un desafío aún mayor para ti.

Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook (adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad