4 cambios que veremos en las empresas después del COVID-19
La tercera necesidad psicológica es la vinculación. Se refiere a contar con relaciones sociales saludables. Los seres humanos requieren experimentar que están involucrados en interacciones con otros de manera significativa, conectándose con ellos en vínculos de cuidado y de cariño mutuo.
La ciencia establece que las personas estamos “cableadas” para conectar con las demás. De hecho, tenemos una predisposición biológica para establecer relaciones con otras personas.
Esta premisa explica por qué el sentido de pertenencia representa un elemento muy motivante para las personas. Por eso son exitosos los foros y la comunidades.
Así que si el giro de tu negocio lo permite, plantear la noción de comunidad como parte de tu propuesta de valor hará que tu cliente piense “si adquiriendo este servicio conoceré a personas con las que comparto un interés en común, quiero ser parte”.
Si ofreces un programa de aprendizaje, que incluya mentorías grupales exclusivas para tu comunidad de alumnos y exalumnos, a través de un grupo en Facebook o Whatsapp, motivarías a que los alumnos compartan sus avances a fin de incentivar el avance de los demás. Es muy interesante la lluvia de ideas y mejores prácticas que pueden salir de grupos como estos, además de que aportarías un elemento valioso que cubriría una necesidad innata.
No necesariamente tu negocio tendría que cubrir las tres necesidades, pero un ejercicio interesante sería averiguar con los clientes que ya te compraron cuál de estas tres les has resuelto.
Sabiendo esto, quizá podrías modificar tu propuesta única de valor a fin de cubrir las tres y con ello diferenciarte de la competencia enfocando tu energía en la creación de características que agreguen más valor a tu cliente ideal.
En un escenario idóneo: si logras que tu cliente sienta que fue libre de elegir (autonomía) y que gracias a lo que adquirió contigo, ahora es más apto en lo que hace (competencia) y que en el proceso se relacionó y conectó con otras personas (vinculación) estarías cubriendo necesidades que impactan positivamente en su bienestar psicológico.
Imagina el nivel de trascendencia que tendría tu negocio en la vida de tus clientes.
Citando a Laura Ashley, la fórmula es clara: “No quieras forzar tus ideas en los clientes, simplemente haz lo que desean”.
Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook (adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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