Las cosas podrían haber permanecido estáticas hasta la toma de posesión, el 20 de enero. No obstante, el gobierno mexicano ha tomado un par de decisiones que minan el campo previo a ese día. El comienzo de 2021, con la decisión de ofrecer asilo político a Julian Assange, es sólo la cereza en el pastel. Conviene repasar unos cuantos acontecimientos antes.
El 14 de diciembre, fecha en el que el Colegio Electoral se reunió para validar la victoria de Biden, López Obrador emitió la carta con la felicitación anhelada. Coincide la fecha con la renuncia de la Embajadora de México en ese país, Martha Bárcena.
En vez de esperar a que entrara en funciones el nuevo gobierno en Estados Unidos, conocer la configuración del Congreso y diseñar una nueva agenda bilateral para elegir a la persona que pudiera conducir mejor la diplomacia en nuestra relación más importante, inmediatamente López Obrador anunció que el reemplazo de Bárcena sería Esteban Moctezuma, titular de la Secretaría de Educación Pública.
Moctezuma tiene una trayectoria política extensa y rica, mas no es precisamente el experto en Estados Unidos ni se caracteriza por un conocimiento profundo sobre los temas críticos para ambos países como migración, comercio y seguridad. De nuevo, lo más delicado es haberlo designado sin acordarlo con la contraparte ni estar en la misma línea. De nuevo, un mensaje fuerte para el equipo de transición.
Por otro lado, en este mismo período se anuncia el retiro temporal del Subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, dejando como encargado a Roberto Velasco, el Director General para esa región. Sin menoscabo a un funcionario capaz como Velasco, la decisión manda un mensaje de bajar el nivel de intermediación con esa zona. Pudieron haber esperado unos meses o nombrar a un reemplazo inmediatamente.
Estos pasos conducen a las declaraciones hechas el 04 de enero por López Obrador en su conferencia de prensa matutina sobre la extradición de Julian Assange, fundador de Wikileaks. Es oportuno recordar que Assange es buscado desde hace 10 años por Estados Unidos por los cargos de liberar información confidencial sobre las tácticas militares y servicios de inteligencia y violar el Acta de Espionaje.