¿Cómo pueden las empresas reactivar la economía mexicana? | #CómoReactivarMéxico
En el 2023 la inflación continuará su proceso de lento ajuste, influenciado por la política monetaria laxa de 2021. Si esperamos una tasa de interés objetivo de menos de 4% para este año, es un hecho que 2023 también será un año inflacionario (y más que el 2022).
¿Por qué habrá inflación hasta 2022?
Si algo aprendimos del pasado es que el proceso de ajuste de precios de la economía mexicana es lento, rezagado y largo. El ajuste anterior lo observamos desde el ciclo monetario 2014-2015 con inflaciones altas solo hasta el año 2017, cuando el aumento del precio de la gasolina desencadenó el ajuste de los demás precios.
El agregado que mide la cantidad de efectivo ofertada al sistema registró una rápida aceleración desde el mes de diciembre de 2019, que continuó ininterrumpidamente durante todo el año 2020. Aunque sistemáticamente es previsible que dicho ciclo de sobre monetización de efectivo se reduzca durante 2021, los impactos inflacionarios ya están implícitos y solo faltará su verificación durante el año 2022. De acuerdo con nuestro modelo alterno de rezagos distribuidos, en ese año la inflación subyacente alcanzaría máximos de 4.7% mensual (a tasa anual).
La razón para que el ajuste de precios venga tan tarde no es del todo clara, porque tiene que ver con cientos de miles de decisiones interdependientes de agentes económicos que participan en la producción y comercio. Cuando las condiciones financieras de las empresas ya no lo permiten, los productores tienen que subir sus precios en determinada proporción, asociada a la monetización que vivió la economía en periodos pasados.
Generalmente, las encuestas de expectativas de inflación no reconocen los impactos rezagados de la política monetaria sobre la inflación. Los analistas tampoco lo comentan, y el banco de México no lo tiene actualizado en sus documentos de investigación. Sin embargo, los rezagos se han ampliado hasta 2 años, de acuerdo con los modelos análisis que he usado.
Por otro lado, los analistas consultados en las encuestas de expectativas económicas más recientes prevén inflaciones bajas en el año 2022 (3.45% para la subyacente), algo que está muy lejos de la realidad.
Quizá, hay algo de positivo en este autoengaño, y es, que el banco central se guía en cierta medida por las expectativas de inflación, claramente sesgadas hacia la baja, para determinar sus decisiones de política monetaria.
El aprendizaje sigue…incluso entre los supuestos conocedores.
Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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