El reto de llevar la vacuna COVID-19 a todos los rincones de América Latina
“Estamos en guerra, bajo amenaza, debemos preservar el rigor científico y bien podemos darle seguimiento a los informes y protocolos de seguridad para eventualmente modificar o revocar registros sanitarios. Con lo que tenemos podemos ir avanzando en este plan de manejo de riesgos”, afirma Mauricio Rodríguez, vocero de la Comisión de la UNAM para el COVID-19.
El quinto elemento se refiere a potenciales predicamentos bioéticos. Por ejemplo, el criterio de acceso, nadie está en contra de que los primeros vacunados sean el personal médico y los adultos mayores, pero estaremos frente a un bien escaso que será reclamado por otros grupos. Así, el principio de solidaridad también estará anulado. La autonomía se expresará en aquellas personas que decidan no vacunarse, pero dónde quedará el compromiso de hacerlo cuando estamos frente a un problema de salud pública. No habrá obligatoriedad. Y habrá que esperar que la vacuna se aplique a todos, sin las típicas distinciones económicas que ocurren en el país.
“¿Se han hecho mal las cosas? No. Se detuvo el mundo y todos nos pusimos a trabajar en la lucha contra el virus. Los Comités de Ética también han trabajado muy rápido. Con la vacuna, claro que hay retos en el almacenamiento, costo de la vacuna, transportación, distribución y aplicación”, argumenta Federico Ramos, coordinador de Comités de Ética de la Escuela de Medicina del Tec de Monterrey.
La vacuna aún no ha sido autorizada y los efectos secundarios de su aplicación ya empiezan a manifestarse.
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La solidaridad puede representar un buen negocio.
Se estima que el acceso global equitativo a las vacunas generará beneficios económicos de al menos 153,000 millones de dólares en 2020-2021 y de 466,000 millones para 2025, en 10 economías.
Según un reporte publicado por el Grupo Eurasia, reproducido por la OMS, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Qatar, Corea del Sur, Suecia, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos son parte del programa ACT Accelerator, que apoya el desarrollo y la distribución de las pruebas, tratamientos y vacunas que el mundo necesita para combatir el COVID-19.
Nota del editor: Jonathán Torres es periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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