A casi un año de la pandemia, ya se cuenta con más elementos sobre la trayectoria que ha tenido el cierre de escuelas de todos los niveles educativos y, por tanto, es posible afirmar que la deserción escolar se ha disparado y, junto con ella, otros demonios como el trabajo infantil. El COVID-19 ha sido una bomba para detonar la vulnerabilidad de NNA, pero no ha sido lo único.
Si se evaluara la efectividad de las políticas públicas, habría una larga argumentación alrededor del evidente desinterés de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia ellas y ellos y, si nos dejáramos ir por el arrebato, bien se podría pensar que este sector de la población no es prioritario porque no representa votos, no se le pueda sacar raja política, no importa.
Hace unas semanas, Ricardo Bucio dejó la secretaría ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) y Patricia Colchero fue nombrada como encargada del despacho. Las razones de la salida de Bucio no se conocen, pero en el ambiente domina la aflicción ya que el SIPINNA ha sido uno de los blancos de ataque del presidente y, aunque no lo puede eliminar de un plumazo, existe la preocupación de que lo mantenga en el ostracismo.
Por si esto no fuera suficiente, hay algo más desalentador: no se tiene la suficiente información para medir los alcances que la pandemia ha provocado en NNA y, consecuentemente, será todo un trabuco diseñar políticas públicas que cambien su suerte.
En 2019, se consideraba que había 3.3 millones de NNA trabajando (cuyas edades oscilaban entre los 5 y los 17 años). De esa cantidad, 2 millones realizaban “trabajos no permitidos” y 1.2 millones “trabajos peligrosos”. Con la pandemia, se habla de que hasta 1.7 millones de NNA se han sumado a la estadística. Pero, más allá de la frialdad de estas cifras, no hay una fuente oficial de información que permita conocer con claridad los impactos que la pandemia ha provocado en NNA.
La última referencia es la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, cuyos resultados fueron recabados en el último bimestre de 2019 y que contó con el financiamiento del Departamento del Trabajo de Estados Unidos.
En estos momentos se está levantando la actualización de la Encuesta ENCOVID19 Infancia que UNICEF ha realizado en conjunto con la Universidad Iberoamericana y su Centro de Investigación EQUIDE, la cual se dará a conocer en marzo y, aunque la tasa de desocupación se recuperó ligeramente a finales de 2020, se estima que el ingreso de las familias permanezca bajo y, por tanto, sus integrantes coman menos y mal, haya una precarización en la seguridad alimentaria, pero sobre todo se registre un mayor abandono escolar y un disparo en el trabajo infantil.
No gusta la narrativa, evidentemente, pero es muy posible que haya más NNA víctimas de la explotación laboral, de la prostitución, del tráfico de drogas, etcétera.