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El Padre Brown y el caso del malogrado NAICM

¿Alguien ha preguntado a las aerolíneas si operar tránsito de pasajeros y tráfico de carga entre los tres aeropuertos es rentable?, cuestiona Sergio Luna.
jue 20 mayo 2021 05:00 AM

(Expansión) - Hace algunos días, el secretario de Hacienda declaró vía redes sociales que con el informe detallado de la Auditoria Superior de la Federación (ASF) sobre la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) “se daba por concluido el tema”. Nada más alejado de la realidad.

Todavía no sabemos si la solución de tres aeropuertos será viable y segura. Hasta donde nos quedamos, la respuesta de los expertos era que no. Ignoramos si se ha hecho algo para solventar ese obstáculo. Incluso, no queda claro ya a quién corresponde atenderlo: ¿a la SCT como responsable del sector?, ¿al Ejército, a cargo de Santa Lucía?

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Por otro lado está el tema de la factibilidad comercial, ¿alguien ha preguntado a las aerolíneas si operar tránsito de pasajeros y tráfico de carga entre los tres aeropuertos es rentable?

Suponer que la pandemia nos da tiempo para contestar estas preguntas es pecar de ingenuo. Las redes aeroportuarias son sistemas complejos en donde cada aeropuerto representa un nodo y su jerarquía depende de su conectividad. Si son muchas rutas, es un “hub”, si son pocas es un aeropuerto local. El NAICM tenía el propósito de ser un super-hub. Su reemplazo por un esquema que no sabemos si va a funcionar ya llevó a un rebalanceo de la red.

El tráfico de pasajeros en el actual aeropuerto de la Ciudad de México (2.969 millones durante enero-marzo de 2021) es superior al del aeropuerto de Cancún (1.930 millones en el mismo lapso), pero este último ya ofrece más destinos (113) con más aerolíneas (44) que aquel (110 destinos con 26 aerolíneas).

Condenar a la Ciudad de México a ser un destino aeroportuario local afecta su competitividad de largo plazo. No obstante, nunca conocimos la posición de la Jefa de Gobierno sobre el tema. Si ha sido vocal sobre asuntos que escapan el ámbito de sus responsabilidades, ¿no cabría esperar una postura sobre algo tan relevante?

No exagero; el solar que desocuparía el actual aeropuerto (aproximadamente 770 hectáreas, o poco más de 4 veces el campus central de la UNAM) ofrecía la última gran oportunidad para un replanteamiento profundo de la lógica urbana al oriente de la CDMX.

Dado que por primera vez desde 1997, el gobierno local y el federal pertenecen al mismo partido, es lamentable que esa coyuntura no se haya aprovechado en beneficio de la ciudad.

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Si le damos el beneficio de la duda a Arturo Herrera suponiendo que su comentario se refiere exclusivamente al tema de los dineros, surge el que a mi juicio es la principal interrogante. El debate ha girado en torno a si el costo de construcción y terminación anticipada del NAICM es efectivamente por 113, 327.7 millones de pesos.

El informe de la ASF al que hace alusión el secretario es consistente en su tratamiento contable. Podemos debatir si los activos que dan sustento a los bonos aun en circulación (79,265 millones) eventualmente deberán ser quebrantados para el momento (2047) en los últimos intereses por dicho papel sean devengados, pero para el alivio del lector, no me voy a meter en esos temas.

Lo que me llama la atención es lo que los grandes detectives de novela, como el encantador Padre Brown de G. K. Chesterton, hubiera observado de inmediato. El informe de la ASF reporta que en el periodo 2014-2019 se efectuaron 96 auditorías sobre el NAICM.

Si el argumento para cancelar el NAICM era por corrupción, el informe de la ASF no lo confirma. La decisión de cancelación fue así discrecional, pues no encuentra ningún justificante válido. Como tal, constituye un daño al erario, independientemente de si el monto involucra 10 pesos o 113 mil millones.

Si no hay crimen que perseguir, quien castiga termina volviéndose el criminal – nos diría el Padre Brown – aconsejándonos quizá que el mejor lugar para esconder una transgresión tan grave es a la vista de todos.

Nota del editor: Sergio Luna estudió Economía en la UNAM y la Universidad de Londres. Fue economista en el Banco Nacional de México durante 33 años y continúa en dicha profesión, ahora de manera independiente. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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