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La falsa impresión de crecimiento y el rezago latente en inversión

Tenemos que poner atención al nivel de recuperación de la producción económica y no a la tasa de crecimiento 'per se', asegura Jordy Juvera.
mié 26 mayo 2021 12:00 AM

(Expansión) - Durante la cuarta semana de mayo se darán a conocer diversos datos económicos de relevancia, destacando los relacionados con la actividad económica en abril, esto por lo llamativo e inusual de las cifras. Se espera un histórico crecimiento anual de aproximadamente 20%, sin embargo, es necesario no sobredimensionar esta cifra, sobre todo porque nos encontramos a unas semanas de las elecciones intermedias.

El repunte anual de la economía en abril sería el primer avance bajo esta métrica desde junio de 2019, pero puede generar una falsa impresión de haber dado un gran paso en la recuperación de la crisis económica. Considero que esto es producto de que el ritmo de crecimiento de la economía mexicana que nos acostumbramos a ver entre 2012 y 2018 se ubicó entre 2 y 3%, por lo que 20% daría la impresión de ser bastante positivo.

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Para no caer en este ardid aritmético, atribuido a la cifra de crecimiento anual, sugiero que se consideren los siguientes elementos. En primer lugar, todavía nos encontramos en fase de recuperación. Además, la tasa de crecimiento anual refleja un efecto aritmético por la baja base de comparación del año pasado.

En segundo lugar, tenemos que poner atención al nivel de recuperación de la producción económica y no a la tasa de crecimiento per se. Considero que un buen benchmark es el nivel promedio de actividad económica entre enero y febrero, ya que así podemos observar lo que producíamos como país previo al impacto de la pandemia, y adelanto que el rezago actual todavía es bastante severo, especialmente en la inversión.

Finalmente, es muy intuitivo percibir que la economía está lejos de recuperarse de la crisis, cuando seguimos teniendo importantes niveles de desempleo, o en su caso, que un número significativo de trabajadores que lograron conservar sus puestos, sufrieron una reducción en su salario, y los que lo perdieron y buscan regresar al mercado laboral lo tienen que hacer en condiciones menos favorables.

Esto se ha observado en gran parte de los sectores económicos, desde la manufactura hasta los servicios profesionales y corporativos, adicionalmente la reducción en los salarios coincide con una elevada inflación, lo que implica una pérdida aún mayor del poder adquisitivo.

Si aceptamos como más indicativo el nivel de recuperación que la tasa de crecimiento anual de la economía, entonces es más sencillo identificar los elementos que generan el rezago o la lentitud de la recuperación de la economía mexicana, y no resulta nada sorpresivo que este rezago sea consecuencia de la inversión.

En este sentido, cabe aclarar que diferentes encuestas tanto de Banco de México como de Bank of America muestran una recuperación mensual en el clima de inversión, pero considero que esto realmente no nos dice mucho.

México ya se encontraba en un socavón a nivel de inversión previo a la pandemia, por la incertidumbre de la política interna y los problemas de inseguridad pública, que sólo se profundizó con la llegada del COVID-19. Con la disipación de los riesgos en torno a la pandemia y el optimismo respecto a la vacunación, es normal que el clima de inversión mejore mensualmente simplemente porque a inicios de año nos encontrábamos en un nivel de confinamiento más severo; sin embargo, a lo que podemos aspirar, en términos de inversión en el corto plazo, es a regresar a un bache menos profundo.

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De hecho, regresar al socavón en el que nos encontrábamos previo a la pandemia ya es un gran reto. En lo que va del año, el gobierno ha buscado impetuosamente implementar reformas que han sido mal recibidas por inversionistas nacionales y extranjeros.

Las respuestas no se han hecho esperar, internamente se ha contratacado con amparos, y externamente los socios comerciales más importantes de México, Estados Unidos y Canadá, han expresado su preocupación.

Ya en febrero, la Cámara de Comercio de EU publicó un comunicado alertando del riesgo de monopolio estatal en la industria eléctrica y recientemente la representante comercial de EU puso de manifiesto la importancia de implementar una política energética que respete la inversión estadounidense y sea coherente con los esfuerzos de la lucha contra el cambio climático en el marco del T-MEC.

Considero que esto sólo es el comienzo, y EU utilizará los mecanismos contenidos en el T-MEC para presionar a México en temas energéticos, sobre todo considerando que la agenda internacional del presidente Biden y los demócratas está enfocada en temas laborales y en políticas necesarias para revertir el calentamiento global.

Para un país que busca apoyarse en el comercio exterior y en la inversión extranjera para recuperarse de la crisis económica, que dicho sea de paso es una política neoliberal, resulta contradictorio el buscar controversias con su principal socio comercial, donde México saldría desfavorecido.

Nota del editor: Jordy Juvera es Licenciado en Economía por el ITAM. Actualmente es Subdirector de Análisis Económico en HR Ratings y cuenta con experiencia en el sector público, así como en investigación económica y en el mercado de capitales. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no necesariamente coinciden con las de HR Ratings.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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