Los riesgos cibernéticos hacen parte de todo, se pueden relacionar con todo, no solo existen cuando hablamos de computadoras o sistemas, existen en muchos ámbitos de la vida y en ese mismo sentido pueden generar consecuencias en diferentes áreas. Por ende, si ampliamos el enfoque que le damos al manejo de estos riesgos podemos dimensionar los efectos catastróficos que pueden llegar a generar.
Los riesgos cibernéticos vienen de la tecnología, se relacionan con la ciberseguridad, pero no nos podemos quedar ahí, van más allá. Ahora muchas cosas se conectan a internet, se relacionan con sistemas y manejan datos; por ejemplo, los televisores, las cámaras de seguridad, incluso las neveras o cafeteras, y de esa misma forma son vulnerables a los riesgos cibernéticos, y en ese sentido, nosotros somos vulnerables a los mismos, incluso en el mundo físico.
Hoy particularmente me quiero centrar en la relación que pueden tener los riesgos cibernéticos con el medio ambiente, cómo pueden llegar a impactarlo y de alguna manera estos efectos cómo se pueden gestionar.
Por ejemplo, un ataque de un hacker a los sistemas de una compañía de petróleo puede trasladarse al mundo físico, si de alguna manera el ataque llega a los sistemas de control industrial de la empresa, pueden terminar afectando un oleoducto, y en ese sentido generar daños físicos para la empresa, un daño ambiental y daños a terceros.
Esto puede ocurrir en diferentes tipos de industrias: química, de aguas, marítima, energética, entre otras que operen por medio de sistemas de control industrial. Siendo así, los efectos del ataque van mucho más allá de los sistemas que pueden ser afectados en primer plano.
Por ende resulta evidente la necesidad de gestionar los riesgos cibernéticos para evitar consecuencias adversas en el medio ambiente, especialmente en los sistemas de esta naturaleza, los cuales tienen mayores vulnerabilidades y muchas veces no cuentan con las actualizaciones necesarias para protegerse.
En ese sentido, tenemos que dejar de ver la tecnología o lo cibernético como algo únicamente inmaterial, si su existencia se deriva del mundo físico. El internet y la nube no viajan por el aire, estos existen en el mundo físico a través de servidores, centros de datos, cables, los cuales consumen energía y generan residuos, por ende, contaminan e impactan el medio ambiente.