El 2020 también fue un año en que los ataques cibernéticos empezaron a cobrar mayor vida (más de la que ya tenían), empezaron a sacar provecho del incremento en el uso de la tecnología y los sistemas; por decirlo de una manera, también se reinventaron.
El año que terminó fue afectado significativamente por ransomware y por ingeniería social, entre otros, generando efectos negativos para muchas compañías y para el sector asegurador y reasegurador. Las empresas comenzaron a sufrir pérdidas derivadas de ataques cibernéticos y las aseguradoras y reaseguradores a atender y pagar siniestros.
Esto generó que el sector asegurador empezara a replantear las coberturas que otorga en este tipo de seguros y a incrementar los costos del mismo; a inicios del año, ésta era una situación ajena a Latinoamérica, pero a medida que el particular año avanzó, se convirtió en una situación global.
Ahora, en el 2021, mas allá de reinventarnos, vamos a tener que ser resilientes; por eso, sin saber lo que nos deparará el año que se aproxima, puedo predecir de alguna forma que será el año de la resiliencia. La resiliencia es la capacidad que tenemos para adaptarnos y manejar positivamente las situaciones adversas.
Es una palabra que viene en vigor desde años atrás, y en especial en el mundo cibernético; sin embargo, considero que en el 2021 comprenderemos de verdad lo que es ser resilientes. Ya entendimos cómo trabajar sin tener que ir a la oficina, cómo estar conectados, creamos nuevas y mejores seguridades cibernéticas, pero estar protegidos no es suficiente.
Los ataques cibernéticos pueden asociarse al COVID-19, no hay nadie exento de sufrirlos, por más protecciones y precauciones, la pregunta nunca es si nos va a pasar, la pregunta es cuándo.