Naturalmente, aquellos que tienen ingresos más bajos corren el riesgo de ni siquiera poder adquirir aquellos satisfactores más elementales, como los alimentos y servicios básicos (agua, luz, gas).
Tras desacelerarse al inicio de la pandemia, el precio de la canasta básica en nuestro país se comenzó a presionar hasta alcanzar, entre abril y mayo pasados, variaciones interanuales de alrededor del 6%. El Banco de México, responsable de mantener una inflación baja y estable, afirma que el alza en los precios es transitoria, un mantra que han estado repitiendo casi todos los Bancos Centrales en el mundo. ¿Será cierto?
Sin duda, algunos elementos que han presionado a la inflación se irán disipando. Para comenzar, está un efecto meramente estadístico, observable en la variación interanual y asociado a una baja base de comparación, debido a que, en la primavera de 2020, al inicio de la pandemia, el alto en la actividad económica mundial deprimió la demanda por materias primas y el confinamiento hizo lo propio con el consumo de servicios, lo que se reflejó en los precios de ambos, incluso el petróleo llego a presentar una cotización negativa.
Conforme el confinamiento se fue relajando y la actividad inició su recuperación, en la segunda mitad de 2020, los precios comenzaron a repuntar, por lo que este efecto aritmético se perderá próximamente.
Otro factor, es la disparidad entre oferta y demanda. De la mano de los significativos apoyos económicos y del rápido despliegue de las vacunas, principalmente en economías avanzadas, el consumo en estos países se ha recuperado más rápido a lo previsto; simultáneamente, la producción de bienes y servicios ha exhibido dificultades para ponerse al corriente, ya que el alto en la actividad del año pasado ocasionó que se dañaran las cadenas globales de suministro y proveeduría, y algunas empresas reportan dificultades para atraer trabajadores.
La ley de la oferta y la demanda nos dice que, todo lo demás constante, si la demanda sube y la oferta es estática, los precios aumentarán. Ahora, el choque de demanda se irá perdiendo, tras el impulso inicial del des-confinamiento, y la oferta se pondrá al corriente paulatinamente, conforme se termine de reabrir la economía mundial y se solucione el desabasto de insumos para la producción.