Todavía, al día de hoy, se siguen haciendo diferentes análisis sobre los resultados de las elecciones, si ganó la oposición, si ganó el partido en el poder, lo que significa cada escenario, si habrá alianzas de determinado partido con el gobierno, traicionando a quienes votaron por ellos, etcétera.
Hay muchas versiones, en muchas hay parte de verdad en algo y en las versiones contrarias, también. Creo que hay que escuchar a las voces más razonables, centradas y que saben mucho del tema, a fin de entender que reflejan los votos, a nivel federal, estatal y de alcaldía o municipio.
Lo que sí es claro ¡es que ganó la democracia! Que el proceso que vivimos y en la forma que se llevó a cabo dio confianza a todos, que lo construido en los últimos 25 años funcionó y muy bien; un sistema democrático que, igual que da el poder, sin los resultados adecuados, lo quita o equilibra.
Da mucho gusto escuchar a empresarios que tienen bien medido el ánimo de los inversionistas, hablar de una actitud renovada y positiva hacia México, que se vuelve a ver al país como una buena opción para invertir.
Esto es fundamental en el futuro del país, en el corto, mediano y largo plazo. Sin inversión, no vamos a lograr los millones de empleos que necesitamos, con sueldos bien remunerados, que puedan generar la movilidad social que debemos lograr.
Pero el corto plazo necesita urgentemente de esas inversiones, que crezca la economía y circule el dinero en las comunidades, que haya bienestar y prosperidad.
También, el ver cómo, ante ese nuevo ánimo, van saliendo estrategias que hemos visto han funcionado en el último año y meses; por ejemplo, la eficiencia que se ha podido lograr con el trabajo a distancia, que se refleja en productividad.
Eso necesitamos en cada una de las áreas de las diferentes actividades, lograr desarrollar, con mucha creatividad e innovación, nuevas formas de interactuar, de imaginar oportunidades en lo que nos dediquemos y salir adelante fortalecidos.
En la academia, la pandemia les hizo ver áreas de oportunidad, pero retos enormes hacia el futuro; sin embargo, y con los elementos que afortunadamente teníamos al alcance de la gran mayoría, como videoconferencias, lograron adaptarse y no dejar que tener las escuelas cerradas se convirtiera en un año perdido para los alumnos.
Sin duda alguna, la tecnología con la que contábamos a fines del 2019, y que las empresas que la proveen, en general trabajaron intensamente en mejorar y masificar, hizo que este tiempo no fuera un desastre mayor; no solo en temas de comunicación, pensemos en los avances médicos, científicos, que permitieron a diferentes laboratorios desarrollar vacunas contra el COVID-19.