Al final, después de meditarlo unos momentos, decidí comprometerme, a sabiendas del cansancio físico y emocional que representa, pero después de todo, es un deber como ciudadano participar y contribuir con la democracia de nuestro país. Hemos transitado por muchos episodios para lograr consolidar las instituciones electorales, que son por y para nosotros como ciudadanos.
Es importante destacar que la jornada electoral no comenzó a las 7:30 de la mañana sino meses antes, cuando capacitadores electorales fueron reclutando e invitando a los ciudadanos para conformar las mesas directivas de las casillas electorales.
Me gustaría hacer un pequeño reconocimiento para todos y cada uno de ellos, en mi caso especialmente a Valeria Martínez, quien representa lo mejor que tiene el INE, con una gran pasión por lo que hace y un extraordinario compromiso para sacar el proceso electoral adelante. Con gran dedicación visitó a cada uno de los funcionarios, preparó los simulacros y con paciencia nos fue llevando de la mano para que todos conociéramos adecuadamente nuestras responsabilidades.
Afortunadamente, todos los que conformamos la casilla hicimos un gran equipo, desde la presidenta, los que nos desempeñamos como secretarios y los escrutadores, nos entendimos a la perfección y honramos nuestro compromiso.
Así, con gran alegría pudimos abrir en tiempo y forma la casilla, a la que acudió un gran porcentaje de los electores, prácticamente rebasamos el 60 % del padrón electoral. En lo personal me dio gusto ver a mis amigos, vecinos y pues también a mis familiares, en particular a mis papás, con alegría, de ir a votar, algo que siempre he aprendido de mi padre, desde chavito que lo acompañaba a votar; es la importancia de cumplir con mis deberes cívicos.
Son muchas anécdotas que pudiera compartir, como el hecho de conocer a mis vecinos a lo que por diversos motivos no había tenido la oportunidad de saludar. El cómo utilizar correctamente la tinta indeleble, el cortar correctamente las boletas de los cuadernillos y estar atentos para que los electores colocaran correctamente en las urnas sus votos.
En general puedo decir que todos los que acudieron a la casilla, aún con que tuvieron que esperar un momento, no desistieron en su cometido; por la pandemia cambiaron los protocolos, como el hecho de que no podía haber más de dos personas al interior de la casilla, lo que ocasionaba un poco de retraso y largas filas, pero nos propusimos bajar el tiempo de espera y lo logramos.
Siempre hay aspectos que prueban la paciencia, como una señora que solo llegó a reclamar por el tiempo de espera y por nuestro trabajo, a lo que le increpé y le dije que es muy sencillo criticar cuando no hay compromiso, la invité a que fuera funcionaria de casilla u observadora electoral en los siguientes comicios para que vea desde el ruedo y no desde la barrera lo que implica; por supuesto se fue mucho más enojada y mi última recomendación fue que no comiera aguacate por las dudas.