La secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, realizó una visita a Washington para reunirse con la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, y con la ministra de Comercio de Canadá, Mary Ng. El encuentro se llevó a cabo para revisar aspectos en torno al T-MEC, con un énfasis particular en la industria automotriz, motor del comercio bilateral y regional. En caso de maximizar el potencial de este sector, México y su vecino del norte pueden generar muchos más empleos, detonar el crecimiento económico y profundizar la relación comercial. En caso contrario, de violarse las cláusulas o no apegarse a los acuerdos, el impacto puede ser devastador para México.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994 dio pie a que la industria automotriz ganara cada vez más territorio y aplomo en el comercio exterior mexicano. La fabricación de automóviles en México está exenta de aranceles para exportar hacia Estados Unidos o Canadá. Fue así como, a lo largo de dos décadas, esta industria se posicionó como un componente sustancial de nuestra economía.
Los vehículos representan más del 30% de las exportaciones manufactureras y aportan el 3.4% del PIB nacional. México ocupa el séptimo lugar de la producción y el cuarto lugar en la exportación de vehículos en el mundo (según datos de la AMIA). No obstante, la crisis derivada de la pandemia frenó la actividad económica, redujo la demanda y golpeó la producción de vehículos. Encima, la industria tuvo que adaptarse a un nuevo entorno con la entrada en vigor del T-MEC, lo cual implica retos en los plazos corto y mediano.