Una querida alumna el pasado 9 de septiembre resultó herida por una bala, ella salía de su hogar para ir a comprar pan para cenar con su familia; sin embargo, a un par de casas el peligro de un puesto de bebidas alcohólicas preparadas atrajo a diversas personas que entre conflictos relacionados con la venta de drogas y ajuste de cuentas desenfundaron sus armas y comenzaron una balacera sin importarles quiénes transitaban por la calle, aquellas personas inocentes que no tenían que ver.
Afortunadamente la lograron trasladar para dar atención médica a un hospital y se encuentra en recuperación; al buscar contacto urgente con la fiscalía de la CDMX, su posicionamiento simplemente fue esperar que ella no muriera e invitar a que se presentara a denunciar. Lo más cercano a una atención fue el que brindaron los números de contacto para que preguntara a dónde podría denunciar; en algunos otros casos la fiscalía da atención personalizada y seguimiento, aquí no les interesó.
De este caso derivan diversos temas, no simplemente la ceguera de las autoridades para realizar algo o siquiera un pronunciamiento de combate frontal a un mal ya normalizado que deja ganancias a raíz de los delitos relacionados; no se trata solamente de la venta ilícita de alcohol en la vía pública, se trata de todo lo que deriva de esto, la venta de drogas que resulta en mares de sangre, el deterioro y podredumbre social que afecta a muchas colonias de la ciudad.
La sociedad también está involucrada con estos ilícitos, cada que una persona apoya este tipo de economías, en realidad delictivas, aporta a que se mantengan vigentes y ofreciendo otros servicios. No es un secreto que estos puestos se vean como un panal que atrae a malvivientes y las revisiones a cargo de unidades de prevención del delito pasan sin importarles lo que ocurra.
Parecía una “buena idea” comenzar con un negocio así, que en poco tiempo prosperó en ganancias y por ello se mantenía activo de jueves a domingo hasta altas horas de la madrugada, pero el costo es mayor, ya ha costado vidas humanas; la noticia no fue abordada por los medios, pues estas vidas no les interesan, al ser una colonia más de la ciudad, pueden morir civiles que nada tenían que ver y las personas dueñas u operadores seguramente están en la total tranquilidad pues saben que no les pasará nada.