En el caso de las tecnologías universitarias es común que el paquete tecnológico está incompleto, a veces, lo que se desarrolla sólo corresponde a la tecnología de producto y proceso, dejando de lado la tecnología del equipo y operación. Pero más aún, las tecnologías de producto y proceso están incipientes, dado que su funcionamiento, en el mejor de los casos, está aprobado a nivel laboratorio, pero no a nivel industrial, lo cual es una limitante para que las empresas estén dispuestas a comprar esas tecnologías.
El riesgo es alto -al no estar probadas- y se requiere de inversiones considerables para desarrollar el resto de los componentes que hacen falta para que el producto pueda ser comercializado, esto es, pruebas que garanticen el buen desempeño del producto, la optimización del proceso, la adquisición de la maquinaria para producirlo, las pruebas de mercado, los registro ante las autoridades, entre otros.
Una política pública de fortalecimiento de capacidades científicas y tecnológicas debe definir objetivos y proponer acciones consistentes en diferentes ámbitos, algunos de los cuales deben dirigirse al fortalecimiento de los mecanismos de vinculación y transferencia de tecnología.
Definir esta política de CTI exige garantizar el crecimiento de las capacidades básicas de generación de conocimiento y de formación de capital humano, para elevar la capacidad de absorción de conocimiento de las empresas y del conjunto del país.
Asimismo, es deseable mejorar los procedimientos de evaluación de investigadores, con el objetivo de transformar sus estructuras de incentivos y oportunidades, hacerlos más responsables ante las necesidades sociales y económicas, y aumentar su relacionamiento con la industria y el sector público, para la resolución de problemas nacionales y dar mayor pertinencia a la oferta de conocimiento científico y tecnológico con el desarrollado en el país.
Las empresas mexicanas deben respaldar su posición competitiva en mercados internacionales en el uso avanzado de la tecnología y en la aplicación y utilización de conocimiento producido por las universidades y centros de investigación del país. Comprar conocimiento y tecnología en el exterior debe dejar de ser la pauta dominante.
Al ser las universidades y los centros de investigación públicos quienes dominan el sistema de producción de conocimiento científico y tecnológico, estos responden a una estructura de incentivos que pone el acento en actividades que se plasman en artículos y publicaciones científicas.
Esta influencia explica el aislamiento de los investigadores del mundo de la empresa y la producción, fomentando que la mayoría de las universidades y los CPI sean mundos auto referenciados, coherentes con el modelo tradicional de la carrera académica.