Cabe retomar lo que ha dicho Warren Buffett sobre la incertidumbre como amiga del comprador de valores a largo plazo y su consejo: no dejes pasar lo que hoy es atractivo pensando que encontrarás algo mejor mañana. Quien entra primero, gana más. Por espacio, me concentro en la perspectiva de cobertura y corto plazo, para sólo apuntar a esas oportunidades que en el sector de la inversión de impacto venimos siguiendo desde hace tiempo, con la idea de ahondar en ellas en otro comentario.
El factor esencial de incertidumbre está en que la presión inflacionaria podría obligar a los bancos centrales a adelantar el desmantelamiento de las políticas monetarias expansivas inéditas que implementaron ante la pandemia. El peligro es que eso, y otras oleadas de contagios, sea con Ómicron u otras cepas, lleven a nuevos confinamientos, el agravamiento de los cuellos de botella en las cadenas de suministro y el adiós a la recuperación.
No obstante, hay cosas que sí sabemos, como que nada es para siempre: más temprano que tarde debía venir una “normalización” tras la extraordinaria liquidez y las tasas de interés más bajas de la historia. La Fed, el Banco Central Europeo y los bancos de otros países ricos ni iban a mantener eternamente las compras masivas de bonos y el mercado de rendimientos negativos. En otras palabras, está cantado un cambio de ciclo, de la laxitud a mayor restricción y fortalecimiento del dólar, con lo que implica para economías en desarrollo, como la nuestra.
Todo indica que el peso estará más presionado, como puede esperarse por los futuros, con apuestas claramente en contra. Jerome Powell habla de adelantar el retiro de los estímulos y ha retirado el calificativo “transitorio” sobre la inflación en Estados Unidos, la mayor en 30 años. Mientras, aquí se enfila al 7%, la más alta en 20 años, cuando la tasa de referencia está en 5% y en el penúltimo trimestre salieron cerca de 14,600 millones de dólares en capitales, sumando cartera de extranjeros que liquidaron títulos mexicanos y dinero de connacionales invertido fuera; un récord para cualquier trimestre desde el 2009.
Hacia delante, es de esperar aún mayor exigencia de spread para mejorar la relación beneficio/riesgo y retener inversión financiera. Al tiempo que se acumulan indicadores de desaceleración o agotamiento del efecto rebote del brutal desplome de 2020: llevamos dos meses consecutivos de caída del PIB y en el tercer trimestre hubo un descenso. Para remachar, en lo político, más que distensión, lo probable para la segunda mitad del sexenio es mayor polarización y más de la mezcla de las medidas atrabiliarias, ocurrencias y actitudes hostiles a la iniciativa privada y el Estado de derecho que tanto han afectado al clima de inversión en los últimos tres años.
Al buen entendedor… Un mayor cuidado en la cobertura de riesgos, sobre todo al arranque del año, parece indispensable. Por eso luce sensata la prospectiva de Amundi para el inversor internacional, que recomienda mayor flexibilidad en los portafolios y evitar caer en la ilusión de los retornos nominales. Hay que buscar retornos reales en el mercado de dinero y, en el de capitales, valores con potencial que no estén estirados de más, artificialmente, por el exceso de efectivo.