Como Kavak, que revolucionó el mercado de autos usados y vale 8,700 millones de dólares a cinco años de su fundación; Bitso, el trading de criptomonedas líder en América Latina; el banco empresarial digital Konfío, que da préstamos a pymes que nunca lo lograron en sucursales de la banca tradicional; GBM y su modelo de inversiones, Clip y sus terminales de punto de venta para cualquier tiendita. Más los varios que vienen, como Merama, cuyo modelo de aceleración de marcas en el comercio electrónico acaba de obtener fondeo por 225 millones de dólares.
Mientras tanto, en los tiempos de las criptomonedas, las billeteras móviles y corresponsalías bancarias en cualquier tienda de conveniencia o changarro, nuestro gobierno quiere construir 2,700 sucursales del Banco del Bienestar, con el Ejército como contratista. Para el museo de elefantes blancos de nuestra sui géneris versión de transformación, como la refinería Dos Bocas y la contrarreforma energética.
Previo a la COP26 y en medio de la alarma climática, se lanza la iniciativa: entre otras cosas, que el combustóleo, con un costo multiplicado por cinco, tenga precedencia a la energía eólica y solar. Y luego, la puntada de que aun así cumpliremos con el Acuerdo de París, vía más energía hidroeléctrica… aunque 50% del territorio nacional sufra problemas crónicos de sequía, y donde no, creciente irregularidad de los caudales hidrográficos por una devastación ecológica severa. Ni agua ni dinero, pero prometer no empobrece (a los políticos).
Estos contrastes dan la sensación de que nuestro país estuviera por perder el tren del futuro, con depreciación acelerada de sus activos; en el andén de la obsolescencia, derrochando en anacronismos y pleitos políticos los recursos, el tiempo, la energía y el genio de una gran nación.
Retomando la metáfora platónica de las sombras de la realidad en la caverna, hay que salir de esta caverna de enajenación, no con la política: con esta política. Estamos perdidos si esperamos que en 2024 o algún día llegue el líder que “ahora sí” nos transforme. Más que caudillos y redentores, necesitamos más ciudadanos, emprendedores y unicornios en todas las áreas.
Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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