Esta interacción enriquecerá a las nuevas generaciones, permitiéndoles tener una visión más integral y clara, facilitando con ello el proceso de transformación.
La innovación requiere realizarse en un entorno de autonomía, libertad y transparencia. Libertad para cambiar los procesos internos y externos, para explorar nuevas tecnologías, software y sistemas, para desarrollar herramientas internas y para cambiar sus propios roles dentro de la organización. La autonomía para decidir cómo organizarse, definir la forma de lograr el objetivo del proyecto y realizar ajustes a lo largo del proceso para llevarlo a cabo.
Todo esto debe ir acompañado de la transparencia en los procesos que permita y facilite la supervisión continua del proceso de creación, basado en las métricas que se hayan definido para evaluar el logro del objetivo.
Ahora bien, los factores que se requieren para la innovación necesariamente deben estar soportados por un desarrollo de las capacidades no sólo técnicas, sino principalmente por las capacidades blandas o sociales.
Hay mucho escrito sobre las capacidades blandas y la forma de evaluarlas en las organizaciones, generalmente, se basa en las percepciones de los colaboradores que interactúan con el evaluado. Sin embargo, si nos enfocamos en el concepto de flexibilidad mental o cognitiva, tal vez pueda ser más efectiva su medición y aplicación en el proceso de innovación y transformación de las organizaciones.
La flexibilidad mental o cognitiva se refiere a la capacidad para adaptar nuestra respuesta ante una situación cambiante o inesperada. Nos permite analizar una situación desde diferentes perspectivas y generar nuevas alternativas para resolver problemas. Esto nos lleva a desarrollar la capacidad de escuchar, estimular el pensamiento crítico y ser más tolerantes ante las diferencias de creencias, valores y opiniones de otras personas.
La detección del nivel de flexibilidad mental se realiza a través de pruebas estándar, con metodologías ya probadas, que permiten detectar de forma específica los puntos que hay que reforzar en cada individuo para trabajar en su desarrollo.
El incluir dentro de la capacitación de los colaboradores el desarrollo de esta capacidad, partiendo de los puntos que se requieren reforzar y que son medidos de forma objetiva, permitiría tener un mapa más claro de cómo invertir en este tipo de capacitación.