También porque la filosofía de la compañía era estar enfocada en los resultados y no tanto en los procesos o las formas y el código de vestuario era una buena forma de demostrarlo.
La cultura es un concepto muy cacareado pero, lamentablemente, su definición es malinterpretada. A veces se piensa que los empleados creen que poder llevar a sus mascotas y tener clases de yoga es la cultura. Mientras que en compañías grandes se asume que la cultura es el listado de valores que aparece en el wallpaper de la computadora o en las presentaciones corporativas. Pero ninguna de estas dos es cultura.
¿Qué sí es cultura?
La cultura es cómo tomamos decisiones todos los días. Es cómo se comporta la gente cuando nadie ve. Es, a final de cuentas, cómo nos tratamos entre nosotros y cómo tratamos a nuestros clientes y proveedores. En palabras de Satya Nadella, es cómo una organización piensa y actúa.
Como dice Ben Horowitz, lo que uno hace es lo que uno es. Los samuráis tenían un código ético y de conducta llamado Bushido que tenía como fundamento siete virtudes. Una de las razones por las que esta disciplina les permitió ser la casta guerrera dominante en Japón durante décadas es porque los samuráis vivían en el día a día sus virtudes de manera estricta. Lo mismo aplica con la cultura. Las empresas deberían vivir en la cotidianidad sus valores y virtudes.
¿Cómo cuidar la cultura?
La cultura debe estar en las prioridades de un CEO. Para poder hacerlo, el primer paso es comenzar a pensar en la atracción de talento. No solo es importante atraer gente talentosa técnicamente, sino también gente apasionada por el propósito de la compañía y que haga “match” con la actitud o la cultura de la organización.
El siguiente paso es pulir la cultura en el día a día. Hay una regla militar que dice: “si ves algo debajo del estándar y no dices nada, ese se vuelve el nuevo estándar”. Hablando en términos de cultura, si ves algo off-culture y no tomas acciones al respecto, estás creando una nueva cultura. Por eso cuidarla es una tarea de todos los días.
En tercer lugar, el CEO es el arquitecto de la cultura y debe diseñarla y definirla. Una de las partes fundamentales de esta tarea, consiste en definir cuáles son las virtudes sobre las que se desea establecer la cultura, sin embargo, no se trata solo de redactarlas, es necesario explicarlas, dar ejemplos de manera constante y materializarla públicamente con todos los empleados.
¿Cómo entender tu cultura?
Lo primero que probablemente se nos viene a la mente es preguntarle al equipo de gerentes o líderes cómo perciben la cultura. El problema de hacerlo así está en que seguramente no recibiremos una respuesta real, sino que escucharemos una respuesta inteligente, muy cercana a lo que queremos oír y eso no nos sirve.