A lo largo de las últimas décadas, la sociedad evolucionó de una manera acelerada y observamos cambios sustanciales en la forma de ver la vida de cada una de dichas generaciones. Cada una de ellas se educó en contextos y con visiones diferentes de la vida y del trabajo.
Es claro que poco o nada tienen que ver la manera de entender el trabajo de una persona de 60 años contra alguien de 20, que entienden el mundo de manera radicalmente disímil e incluso se comienza a hablar de “pandemial’s”, una generación moldeada por un momento histórico.
Aunque las personas pertenecientes a estas cuatro generaciones tienen una época, visión y objetivos diferentes, la constante que persiste en el tiempo es la preocupación social por mantener estándares que garanticen el bienestar laboral y psicológico de los colaboradores.
Ante esta situación, autoridades e iniciativa privada han tenido que hacer un cambio de paradigma en la gestión laboral, que va desde las horas de trabajo, las vacaciones y por supuesto adecuaciones en el salario mínimo. Adicionalmente, un tema que ha ganado relevancia es procurar y garantizar la salud mental de los colaboradores y el desafío de alinear el entorno laboral para evitar riesgos psicosociales.
Como resultado de esta preocupación, en octubre de 2019 las autoridades mexicanas pusieron en marcha la NOM-035, una norma enfocada en identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.
Es importante recalcar que la NOM-035-STPS-2018 comprende dos aspectos: los factores de riesgo psicosocial y el entorno organizacional favorable, que por definición es aquel en el que se promueve el sentido de pertenencia de los trabajadores; la formación para la realización de sus tareas; la definición precisa de responsabilidades para los trabajadores; la participación proactiva y comunicación entre trabajadores; la distribución adecuada de cargas de trabajo, con jornadas de trabajo regulares; la evaluación, así como el reconocimiento del desempeño.
Cinco meses después, en marzo del 2020 la pandemia puso un freno de mano y ralentizó por dos años la implementación y evolución de esta norma, dedicada específicamente al tema de salud laboral.
A partir de ese trimestre, los entornos laborales fueron uno de los principales protagonistas y sujetos de estos cambios. Las industrias adelantaron procesos para mantener latentes sus operaciones y sobrevivir y muchas improvisaron, sin medir el impacto al colaborador.
En medio de todo esto, los seres humanos tuvimos que hacer uso intensivo de la tecnología, que juega un papel preponderante en este cambio de paradigma del que somos actores y testigos históricos. Hoy, el teletrabajo y otras novedosas prácticas laborales que ahora son normales, le añaden nuevos retos para que la NOM-035 cumpla su cometido.
De esta forma, surge el gran debate sobre la manera más eficiente de adoptarla y lograr que efectivamente se mejoren y estrechen los vínculos laborales en todas sus dimensiones. Las grandes interrogantes que se generan al conocerla son: ¿cómo lograr su implementación efectiva?, ¿de qué manera medir avances y cumplimiento de sus objetivos?, ¿cuáles metas hay en beneficio de los trabajadores?