Para tal fin, las áreas de Recursos Humanos deben ser conscientes de la importancia de sus aportaciones y tomar la iniciativa para definir una estrategia a corto y largo plazo que incorpore las tendencias y mejores prácticas en el mercado laboral.
Tal es el caso de los Procesos de Personal, que requieren de actualizaciones y mejoras continuas en diversos aspectos en cuanto a las etapas del ciclo de vida de los empleados.
Por un lado, tenemos a la Marca de Empleador, que se refiere a la reputación de la organización de cara al mundo exterior y a los solicitantes de empleo. Enfocarse en orientar esfuerzos para ofrecer un factor de diferenciación clave, con el objetivo de que las empresas atraigan al mejor talento, y generar así mejores resultados empresariales.
En cuanto a la Experiencia del Candidato, el cómo se siente y se comporta un candidato con respecto a los procesos de selección, de formación, de entrevista, de contratación y de incorporación de una empresa.
Trabajar en mejorar la experiencia del candidato de manera positiva hará que la empresa genere una buena sensación a los candidatos. De hecho, una experiencia óptima puede hacer que los candidatos quieran compartir sus buenas sensaciones con los demás.
Un importante proceso es enfocarse en moldear las primeras impresiones críticas del nuevo empleado durante su Proceso de Incorporación a medida que adquiere su primera experiencia real del día a día de la empresa, lo que permitirá sentar las bases de la relación entre empleado y empleador en función de las sensaciones e impresiones adquiridas durante las dos primeras etapas. Una correcta incorporación u onboarding garantizará que los nuevos empleados estén operativos lo antes posible.
Al implementar el método de Gestión del Rendimiento para evaluar de forma periódica el rendimiento laboral de un empleado y su contribución global a la empresa, se podrán identificar puntos críticos y mejorar el desempeño de los colaboradores, así como aumentar su productividad.