No desconozco su validez legal, pero me pone a pensar que en pleno siglo XXI los seres humanos seguimos resolviendo los problemas como siglos atrás. Pero evolucionar no es tan sencillo y lo primero es identificar las causas raíz de esta situación.
En este sentido la primera pregunta es: ¿por qué en pleno siglo XXI los trabajadores tienen que seguir luchando por mejores condiciones de trabajo? Desde la era industrial, hace ya muchas décadas, empezamos a aprender que el ambiente de trabajo es un factor determinante para obtener buenos resultados.
Hemos aprendido también que toda acción tiene su reacción, si tratamos mal a nuestros colaboradores ellos reaccionarán buscando otras alternativas de empleo o si se quedan, lo harán desmotivados o conflictivos.
¿Por qué tenemos que esperar al conflicto para decidirnos a mejorar las condiciones de trabajo?
La reforma laboral nos trajo una realidad que aún estamos comprendiendo, la voz de los trabajadores es una voz importante en el negocio, finalmente las empresas somos grupos humanos, y por eso las personas deberían ser el centro de la actividad empresarial, no como discurso, sino cómo la prioridad real.
Por otro lado, los sindicatos también son responsables de evolucionar, seguir pensando que la mejor manera de presionar para conseguir sus propósitos es a través de la huelga demuestra que los argumentos de negociación son ineficientes. Sin duda, hay muchos escenarios donde las mesas de revisión de contratos colectivos encuentran resistencia a la mejora de condiciones y más en un país donde mucha de la ventaja competitiva ha estado centrada en el bajo costo laboral.
Sin embargo, analizando las peticiones que se hacen en las negociaciones y los elementos contenidos en los pliegos petitorios, se puede identificar que en ocasiones se trata más de un regateo que de un argumento basado en el análisis de las posibilidades reales del negocio y las necesidades de las personas.
Probablemente el problema de fondo está en que empresa y sindicato, como actores de la revisión colectiva en la mesa, están enfocados sólo en su objetivo de defender los intereses de quien cada uno representa. Como empresa celebramos cuando logramos una negociación abajo del presupuesto y como sindicato cuando se logra doblegar al patrón.
Modelos de negociación del pasado y enfocados en ganar-perder, pero en las relaciones laborales este enfoque siempre se cobra en la siguiente vuelta y por eso la confianza se pierde convirtiendo la revisión en un juego de estrategias y tácticas sagaces.