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La actual inversión raquítica en el sector inmobiliario de México

Todo el inventario de vivienda existente se va a absorber a través de la compraventa o el arrendamiento, apunta Fernando Soto-Hay.
mar 03 mayo 2022 06:10 AM
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Al aumentar la demanda de vivienda, subirán los precios de la misma, incluso por encima de la inflación, señala Fernando Soto-Hay.

(Expansión) — Desde el inicio de este sexenio, el tren de vivienda se ha visto reducido significativamente, con ello me refiero al proceso de construcción, venta, financiamiento y uso de las casas y departamentos que se construyen a nivel nacional.

En México tenemos una demanda sustentada demográficamente de 800,000 viviendas nuevas al año, no obstante, en 2021 se construyeron apenas 200,000 viviendas y, este año, –si bien nos va– podríamos llegar a 170,000 viviendas. Eso significa que hay una diferencia bastante significativa entre lo que se necesita versus lo que se está construyendo.

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Los proyectos importantes de inversión de vivienda han sido frenados de forma importante en prácticamente todo el país, excepto en ciertas zonas cuyo atractivo turístico ha mantenido su crecimiento en el sector. Me refiero, en particular, a la Riviera Maya.

También tiene mucho que ver que se redujo la construcción de vivienda de interés social a causa de la desaparición de subsidios. Desde mi punto de vista, esa fue una buena medida, pero quizá debió ejecutarse de forma paulatina para no frenar de tajo a este importante sector que atiende a la población más vulnerable del país.

En el tema de vivienda de interés medio, residencial y residencial plus los efectos son más delicados debido a que son proyectos de inversión que requieren mayores flujos de capital, implican un mayor riesgo y un proceso de construcción más complejo.

Por desgracia, la mayoría de esos proyectos que toman más tiempo y recursos están frenados a causa de la desconfianza y la corrupción rampante que azota a todo el país.

Hoy más que nunca estamos viendo altísimos niveles de extorsión y de corrupción de las autoridades. Es alarmante ver cómo sucede esto y llama la atención que desarrolladores pequeños, medianos y grandes hablen del tema en corto, pero por ningún motivo en público, pues temen que las consecuencias sean mayores o no lo hacen para que no les frenen aún más sus proyectos.

El pronunciarse públicamente sobre este tema garantiza la inmediata suspensión de las obras y eso se llama terrorismo.

Tal panorama ha desincentivado a muchos desarrolladores que hoy prefieren esperar a que con el tiempo exista mayor certidumbre, lo cual tiene al mercado de la vivienda sumamente limitado.

Habrá quienes argumenten que la oferta de vivienda en zonas como la colonia del Valle o Interlomas está más viva que nunca, no obstante, a pesar de que allí se ha construido una cantidad importante de vivienda, la realidad es que no se ha absorbido debido a cuestiones atribuibles a la crisis económica que han hecho que la capacidad de compra disminuya.

¿Qué va a pasar en los próximos meses? En mi opinión, todo ese inventario de vivienda existente se va a absorber a través de la compraventa o el arrendamiento; poco a poco irá disminuyendo y eso creará un efecto dominó: al aumentar la demanda de vivienda, subirán los precios de la misma, incluso por encima de la inflación.

Los precios de las casas y departamentos van a seguir subiendo a nivel nacional y las zonas más afectadas serán la zona metropolitana de la CDMX, Guadalajara y Monterrey. Nuevamente, en destinos turísticos no percibo tanto deterioro, pues hay una amplia demanda de vivienda por parte de los extranjeros que está siendo satisfecha, aunque cabe señalar que la vivienda para la población local escasea, incluso en la Riviera Maya.

Desde mi perspectiva, tendrán que pasar algunos años más (seguramente cuando haya terminado esta nociva administración) para que se recupere la confianza y se reactive el sector inmobiliario.

Desafortunadamente, la formación de un patrimonio a través de la compra de una casa o departamento será más complicada para las clases medias, pues la oferta será muy limitada. Lo anterior hará que los precios suban.

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A ese incremento por la demanda hay que sumar el alza a los precios de materiales de construcción, así como el aumento del costo del dinero por los ajustes que está haciendo el Banco de México a la tasa de referencia para controlar la inflación.

El resultado de todo lo anterior es que el poder adquisitivo de los potenciales compradores de casas y departamentos se reducirá, al menos, por una temporada.

La buena noticia dentro de todo este escenario es que hay varias cosas que se podrían hacer para intentar reactivar la inversión en el sector inmobiliario antes del fin del sexenio, por ejemplo, incrementar las densidades de los terrenos para que el impacto del precio de la tierra sea menor en las unidades –y así tener viviendas con precios menores que resulten del incremento–; dar certidumbre a través de la eliminación de la corrupción en los procesos de obtención de licencias y permisos; y evitar activamente la corrupción durante la construcción para generar certidumbre al inversionista.

De no tomar acciones en esa dirección, pienso que el camino para el sector inmobiliario seguirá siendo cuesta arriba en los próximos años.

Nota del editor: Fernando Soto-Hay es fundador y director general de Tu Hipoteca Fácil y cofundador de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Síguelo en Twitter o contáctalo al correo fernando@tuhipotecafacil.com . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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