Según el Censo Económico del Inegi, en el país hay más de 574,000 tiendas de abarrotes, que representan 25.5% de los establecimientos dedicados al comercio; la industria de elaboración de tortillas y nixtamal se encuentra entre las que tienen el mayor número de unidades económicas o negocios asociados; hay 4.2 millones de medianos y pequeños productores agropecuarios…
Ellos, y otros, pagarán el precio por ser los más débiles en la cadena empresarial.
Sin embargo, esta historia tiene sus matices. Los consumidores de menores ingresos serán beneficiados gracias al Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) dado a conocer la semana pasada en Palacio Nacional. Los pequeños productores podrán enfrentar la medida, de alguna forma, gracias al otorgamiento de subsidios. Así, aunque el apoyo será insuficiente, el PACIC tiene su lado bueno.
El órgano de representación del sector terciario (que considera desde el turismo hasta los servicios financieros, y que en 2021 aportó 64.07% del PIB y 61.07% de la fuerza laboral del país) considera que el PACIC es una buena noticia.
José de Jesús Rodríguez, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) de la CDMX, celebra el plan impulsado desde la Presidencia de la República pues, dice, se trata de un acuerdo y no de una imposición, lo que permitirá determinar la contención de precios pero con un libre mercado.
“Seguramente estaremos sacrificando más allá del 50% de las utilidades en función de los productos que se incluyen en el PACIC y, en algunos casos, hasta no tener utilidades dependiendo del producto porque cada uno de ellos tiene distintos márgenes. Pero eso no importa porque estamos hablando de un solo producto y lo podemos compensar con algunos otros productos”, afirma.
El problema lo tienen otros.
“En el caso de las tortillerías, que hay cientos de miles en el país, es imposible que el PACIC aplique. Ajustar precios puede dañar a los pequeños productores porque los costos de ellos están subiendo”, sostiene el doctor Alejandro Castañeda, director del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México (Colmex). “Lo que yo esperaría en un esquema así es que aumente la participación en las ventas de grandes jugadores y caiga la participación de los pequeños”.
¿Quién perderá más con el precio de la tortilla? ¿La gran tienda de consumo de la colonia o la tortillería de la esquina? Pasará lo mismo con el resto de los productos contemplados en el PACIC. Los grandes empresarios pueden administrar sus márgenes de ganancia. Los pequeños no.
Incluso, aunque no necesariamente aplica, en esta historia hay elementos de lo que en la literatura económica se conoce como “margin squeeze” o “estrangulamiento de los márgenes”. Pero vale la pena analizarlo.
De acuerdo con el Centro de Competencia, un think tank sobre la materia, el estrangulamiento de márgenes es un tipo de abuso de posición dominante que surge cuando existe una empresa verticalmente integrada, que ofrece un insumo esencial y, a la vez, compite con empresas que no están integradas, que dependen del insumo esencial de la empresa integrada para su producción.
Según la OCDE, se dice que se produce un estrangulamiento de márgenes cuando la empresa integrada ofrece el insumo intermedio a un precio tal que a una empresa pequeña no le resulta rentable participar en el mercado. Así, cuando una empresa dominante utiliza su posición para “estrangular” los márgenes de sus rivales, termina por excluirlos del mercado.