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Precios. ‘Todo es culpa de los empresarios’

Ganar simpatías y echar culpas. Todo apunta a que los altos índices inflacionarios se mantendrán así durante lo que resta del año, señala Jonathán Torres.
mar 03 mayo 2022 12:00 AM
arte_amlo-tortilla-frijol (1).jpgFotoarte: Evelyn AC / iStock
Ante la inflación, el presidente López Obrador descartó el control de precios y adelantó que se trabaja en un acuerdo para garantizar una “canasta básica de alimentos con precios justos”.

(Expansión) - Hay cierta expectativa alrededor de la propuesta que esta semana dará a conocer el Presidente de la República para tratar de contrarrestar la galopante inflación que se registra. Sin embargo, en función a lo que se ha filtrado, se piensa que la escalada de precios se enfrentará con una estrategia mal estructurada, absolutamente equivocada. Pero, también, se cree que la verdadera intención del gobierno es otra.

La inflación, hoy, responde a múltiples factores, entre los que destacan el disparo de los precios internacionales por la guerra Ucrania-Rusia y las interrupciones en las cadenas de suministro. Frente a eso, durante una de sus conferencias en Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador expresó: “Lo mejor para frenar la inflación es producir, que haya oferta, pero también ayuda el control de precios”. Pero, ayer, domingo 1 de mayo, descartó el control de precios y adelantó que se trabaja en un acuerdo para garantizar una “canasta básica de alimentos con precios justos”.

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Bajo ese entorno, el presidente alista su plan contra los precios. Para ello, se ha reunido con algunas empresas como Kimberly Clark, SuKarne, Bachoco, Pilgrims, Alpura, Maseca, Pinsa, Lala, Bimbo, Unilever, entre otras.

Pero, para lograr el objetivo que pretende el presidente se requiere de una estrategia que involucre a toda la cadena productiva. Convencer, doblegar, intimidar a unas cuentas empresas, no solo es incorrecto; es una ruta que tiene garantizado el fracaso.

Antes de entrar en ello, contexto:

En el sector alimentario, los impactos empezaron a registrarse a raíz de los precios del petróleo que incrementaron a una tasa de 120% el costo de los fertilizantes nitrogenados. Por otro lado, desde 2015 y hasta la fecha, el presupuesto federal para la producción de granos y para la agricultura en general pasó de 96,000 a 48,000 millones de pesos, de tal forma que empezaron a eliminarse la compra de coberturas para el precio de los granos, los apoyos para tecnología, sistemas de riesgo, investigación.

Otra cara de esta historia está en los materiales de empaque producidos con el polipropileno, otro derivado del petróleo.

La seguridad también ha incidido. Los empresarios del sector agro acusan que cada día es más frecuente el robo de mercancías, químicos, maquinaria y equipo. “Empezamos a sentir el abandono de la llamada cuarta transformación hacia la agricultura media y grande”, sostiene un empresario del sector. “La delincuencia, con sus operativos, nos quita tractores, trascabos, fertilizantes, se llevan la cosecha. En la agricultura, el narco y el crimen organizado se están metiendo mucho”.

Testimonios recabados de jugadores del agro acusan que la atención del actual gobierno se ha concentrado en los pequeños agricultores que cuentan, máximo, con cinco hectáreas, dejando a su suerte al resto. Además, lamentan que se haya desmantelado a todas las representaciones comerciales en el extranjero dedicadas a promover la exportación de productos nacionales. Discusiones en torno del desarrollo de maíces híbridos y precios de garantía invariablemente han sido rechazadas.

Bajo ese entorno, hoy se pretende lanzar una estrategia que intente romper con una tendencia de deterioro que viene de tiempo atrás.

Si, para evitar que la crisis económica se intensifique, la llamada cuarta transformación pretende “negociar” con algunas empresas, sin una estrategia más integrada, la noticia que se cocina fracasará y, cuando eso ocurra, lo que vamos a tener es un mecanismo de especulación y eso es tremendamente peligroso porque se le abre la puerta al mercado negro, a la escasez y a la inconformidad social.

Si se trata de ayudar a controlar la inflación tendrían que estar la banca, los sectores primario, secundario y terciario, y muchos más. Hasta el momento, no se sabe que el presidente haya buscado el apoyo del CCE, CNA, Concamin y Concanaco. Con ello, manifiesta su desprecio hacia las organizaciones de representación empresarial.

Así, el balance previo, en función a la data que se tiene del plan para aminorar el alza de precios, se inclina hacia el fracaso del plan presidencial. No hay margen de que funcione bajo los términos disponibles. Entonces, ¿cuál sería la carta oculta del presidente?

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Ganar simpatías y echar culpas. Todo apunta a que los altos índices inflacionarios se mantendrán así durante lo que resta del año. Teniendo presente esto, lo que pretendería el presidente sería zafarse del problema y adjudicarle al sector productivo la responsabilidad de una prolongada crisis. Los empresarios serían los malos.

La hipótesis, considerando el tono y la experiencia vivida en otros momentos con este gobierno, corre así: si esto no se arregla, el presidente necesitará culpables. Si no hay forma de bajar los precios, la narrativa oficial podría acusar a los empresarios de su poca solidaridad con el bolsillo del pueblo de México; son ellos, y solo ellos, los que no ayudan a cambiar la suerte que agobia, sobre todo, a los más pobres (que destinan cerca de 60% de sus ingresos a su alimentación).

Dicho lo anterior, no se visibiliza una buena fórmula contra la crisis. Lo que sí se preserva es: la apuesta del gobierno por tratar a los pequeños agricultores como parte de su base electoral; el rechazo del presidente a la unidad empresarial; las cortinas de humo; el miedo de algunos empresarios por perder concesiones y negocios con el poder político…

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Hasta el momento, el rumor solo es un trascendido: Rogelio Ramírez de la O sería el tercer secretario de Hacienda en decir adiós; diferencias con el presidente provocarían su salida. Si esto tomara forma, bienvenidos a una etapa más cruda del caos.

Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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