Bajo ese entorno, el presidente alista su plan contra los precios. Para ello, se ha reunido con algunas empresas como Kimberly Clark, SuKarne, Bachoco, Pilgrims, Alpura, Maseca, Pinsa, Lala, Bimbo, Unilever, entre otras.
Pero, para lograr el objetivo que pretende el presidente se requiere de una estrategia que involucre a toda la cadena productiva. Convencer, doblegar, intimidar a unas cuentas empresas, no solo es incorrecto; es una ruta que tiene garantizado el fracaso.
Antes de entrar en ello, contexto:
En el sector alimentario, los impactos empezaron a registrarse a raíz de los precios del petróleo que incrementaron a una tasa de 120% el costo de los fertilizantes nitrogenados. Por otro lado, desde 2015 y hasta la fecha, el presupuesto federal para la producción de granos y para la agricultura en general pasó de 96,000 a 48,000 millones de pesos, de tal forma que empezaron a eliminarse la compra de coberturas para el precio de los granos, los apoyos para tecnología, sistemas de riesgo, investigación.
Otra cara de esta historia está en los materiales de empaque producidos con el polipropileno, otro derivado del petróleo.
La seguridad también ha incidido. Los empresarios del sector agro acusan que cada día es más frecuente el robo de mercancías, químicos, maquinaria y equipo. “Empezamos a sentir el abandono de la llamada cuarta transformación hacia la agricultura media y grande”, sostiene un empresario del sector. “La delincuencia, con sus operativos, nos quita tractores, trascabos, fertilizantes, se llevan la cosecha. En la agricultura, el narco y el crimen organizado se están metiendo mucho”.
Testimonios recabados de jugadores del agro acusan que la atención del actual gobierno se ha concentrado en los pequeños agricultores que cuentan, máximo, con cinco hectáreas, dejando a su suerte al resto. Además, lamentan que se haya desmantelado a todas las representaciones comerciales en el extranjero dedicadas a promover la exportación de productos nacionales. Discusiones en torno del desarrollo de maíces híbridos y precios de garantía invariablemente han sido rechazadas.
Bajo ese entorno, hoy se pretende lanzar una estrategia que intente romper con una tendencia de deterioro que viene de tiempo atrás.
Si, para evitar que la crisis económica se intensifique, la llamada cuarta transformación pretende “negociar” con algunas empresas, sin una estrategia más integrada, la noticia que se cocina fracasará y, cuando eso ocurra, lo que vamos a tener es un mecanismo de especulación y eso es tremendamente peligroso porque se le abre la puerta al mercado negro, a la escasez y a la inconformidad social.
Si se trata de ayudar a controlar la inflación tendrían que estar la banca, los sectores primario, secundario y terciario, y muchos más. Hasta el momento, no se sabe que el presidente haya buscado el apoyo del CCE, CNA, Concamin y Concanaco. Con ello, manifiesta su desprecio hacia las organizaciones de representación empresarial.
Así, el balance previo, en función a la data que se tiene del plan para aminorar el alza de precios, se inclina hacia el fracaso del plan presidencial. No hay margen de que funcione bajo los términos disponibles. Entonces, ¿cuál sería la carta oculta del presidente?