Financiamiento climático: los retos que no deben ser ignorados

La importancia de financiar acciones de adaptación radica en que reducen la vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático que ya son tangibles, apunta Mariana Navarro.
Ante la emergencia climática actual, los esfuerzos por crear países más resilientes deben generar impactos en la economía real y traducirse en una mayor calidad de vida para la población, apunta Mariana Navarro.

(Expansión) - La Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) define al financiamiento climático como cualquier fuente de recursos financieros destinados a proyectos de mitigación y/o adaptación al cambio climático.

Éste es fundamental para el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París : mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C con respecto a niveles preindustriales, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y promover un desarrollo resiliente al clima. Resulta importante preguntarnos ¿qué desafíos enfrenta el financiamiento climático para contribuir al logro de estas metas?

El primer reto es el aumento de inversión, los niveles actuales dirigidos a proyectos verdes resultan insuficientes para alcanzar el objetivo de emisiones netas cero para 2050. Climate Policy Initiative estima que para 2030 se necesita financiamiento global de 4.35 trillones de dólares, mientras que en 2020 sólo fue de 632 billones de dólares.

Nos encontramos en un punto en el que no podemos permitirnos no invertir en ello, además los beneficios climáticos y económicos pueden ser visibles a corto plazo. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) sugiere que el transitar hacia una economía verde podría generar ganancias por 26 trillones de dólares hacia 2030.

Sin embargo, no basta con movilizar más recursos, el siguiente reto es distribuirlos adecuadamente. Actualmente existe una brecha entre los fondos destinados a acciones de mitigación y adaptación que es necesario cerrar. En 2020, 90% del financiamiento mundial fue destinado a mitigación , que es esencial porque reduce directamente las emisiones de GEI o aumenta la captura de carbono, como el uso de energía renovable, el desarrollo de transporte limpio y la reforestación. No obstante, 3% se destinó a acciones duales y solo 7% del financiamiento fue destinado a proyectos de adaptación.

La importancia de financiar acciones de adaptación radica en que reducen la vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático que ya son tangibles: disminuyen los riesgos de sequías, cambios de temperatura y fenómenos naturales, evitando pérdidas en las actividades económicas y ecosistemas. Invertir en este rubro es construir países resilientes a través de proyectos de seguridad hídrica, control de inundaciones, protección costera, planificación e infraestructura urbana, restauración de ecosistemas y mejoramiento de producción agrícola.

Por otro lado, 89% del financiamiento a mitigación está concentrado en energía y transporte, sectores altamente emisores de GEI. El reto que enfrenta es el de penetrar hacia los sectores más difíciles de descarbonizar , como construcción, infraestructura e industria pesada (acero, aluminio, cemento y química). En estos sectores, la transición no es tan fácil, requiere de innovación tecnológica y enfrentar altos costos de abatimiento. Además, tales industrias demandan grandes cantidades de energía para funcionar y continúan utilizando intensivamente combustibles fósiles, por lo que su contribución al calentamiento global es significativa.

En este sentido, para incrementar el financiamiento es necesario el fortalecimiento de las instituciones nacionales en materia gobernanza climática, al igual que la introducción de las metas medioambientales en los planes de desarrollo con mecanismos de acción definidos. El Banco Interamericano de Desarrollo también destaca el papel que los bancos de desarrollo nacionales pueden jugar para potenciarlo.

Además, es fundamental el desarrollo de taxonomías verdes , ya que proporcionan definiciones estandarizadas para las instituciones y permiten identificar oportunidades de inversión verdes, dotando de mayor transparencia a los mercados e impulsando la movilización de recursos.

Es importante hacer énfasis en los países en desarrollo, como México, que son los más vulnerables a las consecuencias del cambio climático y los que menos acceso a financiamiento tienen para medidas de adaptación y mitigación. En la CMNUCC, los países desarrollados se comprometieron a proveerles 100 billones de dólares anuales, meta que no se ha cumplido en los últimos años. Resulta importante darle prioridad al fortalecimiento de mecanismos internacionales y domésticos que permitan a estas economías recibir los recursos que necesitan.

En cuanto a los sectores difíciles de descarbonizar, además de la canalización de financiamiento, se debe considerar el desarrollo de políticas sectoriales y de economía circular que los beneficien. Para aumentar el financiamiento en adaptación, los bancos de desarrollo multilaterales deben continuar con iniciativas como la creación del Fondo Verde del Clima por la CMNUCC, el cual destina la mitad de sus fondos a este tipo de iniciativas o el Plan de Acción en Adaptación y Resiliencia por el Banco Mundial.

Así mismo, es importante promover la participación del sector privado a través del mercado financiero, emitiendo bonos verdes dedicados a financiar este tipo de proyectos, realizarlos en cofinanciamiento con el sector público o mediante programas de garantías.

El cumplimiento de los objetivos climáticos depende en gran medida de la elaboración políticas que permitan aumentar y dirigir el financiamiento hacia la transformación de los sectores más contaminantes, permitiendo transitar hacia un mundo con neutralidad de carbono.

Ante la emergencia climática actual, los esfuerzos por crear países más resilientes deben generar impactos en la economía real y traducirse en una mayor calidad de vida para la población.

Nota del editor: Mariana Navarro es Investigadora Asociada en ESG Latam. Síguela en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

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