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#Entrelíneas | Los alegatos detrás de la reunión AMLO-Biden

Hasta el momento, la relación entre la autollamada cuarta transformación y la Casa Blanca ha registrado una evolución relativamente negativa, señala Jonathán Torres.
lun 11 julio 2022 08:03 AM
amlo biden
Foto de noviembre de 2021. AMLO y Biden se reúnen en la Casa Blanca.

(Expansión) - El martes 12 de julio se emitirán, desde Washington, mensajes para atemperar los nervios y la conflictividad. Al pie de la Casa Blanca, Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador anunciarán una estrategia económica común frente a la inflación y los malos tiempos económicos.

A unas horas del encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y México, ¿cuál es el entorno que envuelve la reunión de alto nivel?

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Primero, hay que partir de un statement inatacable: la relación internacional más importante para México es la de Estados Unidos. Desde siempre, ésta ha sido multidimensional, por lo que han sido muy importantes dos cosas: buena comunicación y confianza entre las partes, pero también instituciones y procesos que ayuden a conducir esta compleja sociedad.

Hasta el momento, la relación entre la autollamada cuarta transformación y la Casa Blanca ha registrado una evolución relativamente negativa, empezando por el hecho de que Andrés Manuel López Obrador no quiso reconocer el triunfo de Biden cuando debió haberlo hecho. Las buenas formas se han sostenido, pero son más las diferencias y los desencuentros.

El contexto es de declive y hay muchos fierros en la lumbre: preocupantes polémicas comerciales en materia de energía, agrícola y laboral en el marco del T-MEC; el desplante del mandatario mexicano de no asistir a la Cumbre de las Américas, la diáspora migratoria, la inseguridad y la militarización en México, el llamado a tirar la Estatua de la Libertad…

De acuerdo con expertos en la relación bilateral, el reciente endurecimiento de la narrativa del mandatario mexicano responde, esencialmente, a soltar declaraciones políticas para conectar con su voto duro; detrás de eso hay objetivos políticos domésticos para el presidente, pero que sin duda dañan la relación bilateral.

Sin embargo, con todo y los infiernillos, el simple hecho de que tenga lugar una reunión es, de inicio, positivo. “Algunos analistas piensan en el resultado de la reunión, pero ésta en sí ya es un resultado. El hecho de que se reúnan los dos presidentes y haya un diálogo franco y directo es algo sumamente positivo”, afirma Antonio Ortiz-Mena, vicepresidente senior de Albright Stonebridge Group.

Hoy, la relación bilateral vive tiempos inéditos y bajo ese entorno nadie duda de que la inminente reunión entre Biden y AMLO no será fácil, la diplomacia se impondrá públicamente pero sí habrá posturas duras a nivel cancha. Los granos de sal en la conversación serán: qué pasa con la inseguridad en México, cuál es el plan para detener los altos flujos migratorios, qué hacer con Centroamérica, cómo evitar el proteccionismo…

Entre los mensajes que pelearán las ocho columnas está un intento del gobierno mexicano de fortalecer la cooperación con Estados Unidos para tratar de enfrentar la crisis derivada de la guerra Rusia-Ucrania, que ha provocado el disparo de la inflación y el incremento en los precios, sostiene Kenneth Smith, ex jefe de la Negociación Técnica para la firma del T-MEC. Por su parte, Estados Unidos tratará de sacar un compromiso político de México de seguir cooperando en materia migratoria, moldeando el flujo de centroamericanos.

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En el capítulo dedicado al flujo comercial, el panorama tiene muchos subcapítulos. El T-MEC, con todo y las amenazas que gravitan en ciertos rubros, está funcionando. No a los niveles que se tenían en el sexenio pasado, estimados en 35,000 mdd aproximadamente, pero hoy se habla de +- 26,000 mdd, a lo que habría que analizar si se trata de inversión inercial, que ya se tenía contemplada desde tiempos del TLCAN y considerando que el horizonte de planeación de las empresas suele ser de hasta cinco años.

Como sea, un asunto que se observa sólido, en medio de las arenas movedizas, es el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) que está teniendo lugar. Los canales institucionales creados con Obama y Peña Nieto, que se perdieron con Trump, están de vuelta. El resurgimiento del mecanismo es una buena noticia porque lanza la señal de coordinación para enfrentar desafíos económicos multidimensionales.

En contraste, las controversias en el marco del T-MEC también gravitarán. Así, por ejemplo, se espera que en otoño un panel emita una resolución en torno de las reglas de origen en el sector automotriz y, recientemente, otro panel resolvió a favor de Canadá por el cobro de aranceles en la exportación de paneles solares a Estados Unidos.

El principal foco rojo ya está muy socializado: las inversiones en el mercado eléctrico. El pronóstico es que Estados Unidos está a punto de solicitar consultas formales, que son la antesala a un posible panel de solución de controversias, en el sector energético. Se dice que en juego están inversiones superiores a los 10,000 mdd y que, si un panel lograra favorecer a Estados Unidos, los costos para México serían muy, muy altos.

“Cada vez nos estamos alejando de la posibilidad de aprovechar las ventajas que ofrece el T-MEC en el contexto de la reconfiguración de cadenas productivas por las condiciones internas para la inversión. No se está aprovechando plenamente y está creciendo el número de asuntos en los que hay tensión y que pueden derivar en controversias y/o arbitrajes”, acusa Gerónimo Gutiérrez, ex embajador de México en Estados Unidos.

Estados Unidos no ha endurecido la pierna para tener una postura más sólida frente a las violaciones en materia del T-MEC. Las tensiones están aumentando y, ello, podría ser un factor muy delicado a considerar en un futuro análisis: la revisión del T-MEC programada para 2026.

A diferencia del TLCAN, el T-MEC tiene una cláusula de revisión cada seis años. El objetivo es recibir insumos de la sociedad civil, empresarios, academia, Congreso, para ir mejorando el tratado. La revisión de 2026 es una gran oportunidad para México de empujar temas pendientes como movilidad de profesionales, economía digital, equidad de género, cambio climático. Pero el tiempo vuela y éste puede correr en contra nuestra.

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“Yo sí empiezo a escuchar voces en Estados Unidos que dicen que México está incumpliendo y que esta embestida del gobierno mexicano contra el sector de energía es realmente una amenaza para renovar el T-MEC en 2026”, advierte Andrés Rozental, embajador y presidente de Rozental & Asociados. “Sí hay una visión entre muchas agrupaciones industriales del sector privado americano que están descontentas con la forma en que México está llevando la relación económica”.

No debe sorprendernos si la declaración conjunta enfatiza los aspectos positivos de la relación en términos de cooperación, las cifras robustas del T-MEC, los objetivos compartidos en salud. La narrativa será muy cordial y diplomática, pero será una reunión difícil a puerta cerrada.

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Dos miradas paralelas:

1) Rumbo a las elecciones de noviembre es muy posible que el Partido Demócrata pierda la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado. De ser así, pinta complicada la implementación de políticas de gran envergadura en la segunda mitad del gobierno de Biden. Los vientos que soplan advierten del fortalecimiento de una tendencia conservadora en Estados Unidos. Eso tendría un efecto negativo en la relación con México y podría incidir en la revisión del T-MEC en 2026.

2) En los corrillos políticos de Estados Unidos, la sucesión presidencial de 2024 en México aún no se manifiesta. Sí, sorprende que el ‘juego de las corcholatas’ se haya adelantado, pero no hay ningún posicionamiento al respecto. Lo que preocupa en Estados Unidos es el hoy: la migración, el tráfico de fentanilo, la inseguridad… Sin dejar de tener presente que México se usará como piñata para fines electorales internos con miras a las próximas elecciones en Estados Unidos.

Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión.

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