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Prejuicios en el fraude laboral

Un mayor grado escolar no es garantía de inocencia y no todos los perpetradores son reincidentes, señala Fernanda Zenizo.
lun 18 julio 2022 06:09 AM
¿Quiénes cometen fraude laboral?
Contrario al prejuicio del que comete un delito es porque ya ha realizado otros anteriormente, un dato relevante es que solo 6% de los que ejecutan un fraude laboral ya tenían antecedentes criminales, es decir, el 94% es delincuente primerizo… , señala Fernanda Zenizo.

(Expansión) - Ilícito laboral, fraude laboral, fraude ocupacional, fraudes internos, crímenes de cuello blanco, entre otros, hay tantas maneras de decirle a las diferentes prácticas ilegales que pueden ocurrir al interior de una empresa, ya sea que haya sido cometido por el empleador o por un colaborador. Al final, ilícito.

Recientemente le comentaba , estimado lector, sobre el estudio Fraude Laboral 2022: un reporte para las naciones que presentó la Association of Certified Fraud Examiners (ACFE), quien, de acuerdo con sus análisis, el ilícito en las empresas representa pérdidas superiores a los 3.6 mil millones de dólares a nivel internacional siendo las empresas privadas las más afectadas, seguidas por las organizaciones públicas, gobierno y las no lucrativas.

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Profundizando en la cantidad de casos por sectores víctimas de fraude, destacan el de Bienes raíces, Comercio al mayoreo, Transporte y almacenamiento, Construcción y Servicios públicos como los que más impacto negativo tienen en este sentido.

Tal vez influenciados por las tramas de películas, series de televisión y también por las noticias que podemos ver en diversos espacios de comunicación, comúnmente visualizamos que el perpetrador de este tipo de delito es un hombre, en una posición media en el organigrama de la organización, que generalmente las mujeres no están involucradas o que el ejecutor del fraude ya contaba con antecedentes criminales, entre otras cosas. Al respecto, hay muchos, llamémoslos prejuicios de los cuales hay que hablar.

De las mujeres hay bastante qué decir. Sabemos que las mujeres también tienen, aunque no mayoritario, una participación alta en este tipo de delito, ya que de acuerdo con los datos presentados por ACFE, más de un cuarto de los fraudes laborales a nivel internacional son realizados por mujeres, mismo dato para la región latinoamericana.

Un mayor grado escolar no es garantía de inocencia. Por otro lado, un mayor nivel educativo en los colaboradores también representa un porcentaje alto de que se cometa este delito, ya que se estima que casi el 50% de los casos de fraude laboral lo ejecutan directivos o colaboradores que tienen, por lo menos, título universitario.

No todos los perpetradores son reincidentes. Contrario al prejuicio del que comete un delito es porque ya ha realizado otros anteriormente, un dato relevante es que únicamente el 6% de los que ejecutan un fraude laboral ya tenían antecedentes criminales, es decir, el 94% es delincuente primerizo… Y lo sorprendente, normalmente excede los 5 años de antigüedad en la empresa.

Este delito no distingue rango de edad. También con información de ACFE, los fraudes laborales se cometen por colaboradores de edad entre 41-45 años con un 19% y 36-40 años con un 20%. Contrastante es el caso de los mayores de 60 años, que con un 3% son los que realizan este delito, sumado a que, sin importar la posición en el organigrama, entre más tiempo se tiene colaborando en la organización es más probable que se cometa un acto fraudulento y que son los que más pérdidas representan; las canas y experiencia también significan sufrir delitos, tal vez no numerosos, pero sí de un mayor impacto para la empresa.

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Los encargados de la gestión del capital humano en las organizaciones nunca deben dar nada por sentado en cuanto a posibles riesgos entre sus colaboradores que afecten el negocio de las compañías y minimizar cualquier alerta roja que estos muestren (acosa o intimida, se muestra irritable, tiene una asociación inusual y estrecha con cliente/vendedor, entre otras).

Los controles antifraudes y las acciones de monitoreo y análisis de datos e información sobre los colaboradores deben ser constantes y consideradas herramientas indispensables en la empresa para prevenir este tipo de incidentes ya que, sin distinguir edad, género, nivel en el organigrama o antigüedad laboral las personas pueden convertirse en un riesgo para las organizaciones para las que trabajan por distintas circunstancias.

Si detecta esas ya comúnmente llamadas red flags, atiéndalas, nunca es tarde.

Nota del editor: Fernanda Zenizo es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por parte de la Universidad del Valle de México. Actualmente se desempeña como Directora General de Intelab. Actualmente es Vicepresidente de Gestión de Comités Técnicos en el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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