Actualmente, el panorama es otro, poco a poco la salud mental se posiciona como un tema prioritario en las empresas, desde las grandes corporaciones, hasta las más pequeñas. No obstante, aún falta mucho por hacer, en particular cuando se trata de salud mental y liderazgo.
Existen diversos estudios e informes -incluso de organismos internacionales- en los que se habla del impacto del estrés en los equipos de trabajo, pero, ¿qué pasa cuando el que está ‘en llamas’ es el líder?
El artículo Duerme bien, lidera mejor (Sleep Well, Lead Better) publicado por Harvard Business Review da cuenta de que un descanso óptimo mejora considerablemente el nivel de liderazgo, pues cerca del 42% de los líderes a nivel mundial duermen seis horas al día o menos, muy por debajo de las ocho horas recomendadas por especialistas médicos.
La investigación da cuenta de que la falta de sueño ocasiona diversos problemas de salud física y mental que van más allá del individuo y que se extrapolan a todo su equipo de trabajo, y por ende a la empresa entera. “Cuando los gerentes pierden el sueño, las experiencias y el rendimiento de sus empleados también disminuyen”, sentencia el reporte.
En el marco del Día Internacional del Jefe, que se conmemora cada 16 de octubre, vale la pena reflexionar sobre su salud y cómo su liderazgo impacta a otras personas, a las empresas, industrias y a la economía en general. ¡No es una exageración! Basta con ver cómo los niveles de estrés en países como Japón están detonando problemáticas como el Síndrome Karoshi (muerte por trabajo)y están costando millones de dólares a la economía.
En México, la Secretaría del Trabajo estima que los problemas relacionados con el estrés, ansiedad o fatiga crónica, cuestan a las organizaciones 16,000 millones de pesos anuales.
Un día hace la diferencia
Los líderes, en particular los de rango medio, suelen estar sometidos a grandes presiones, desde cumplir las metas encomendadas al equipo, hasta rendir cuentas a los mandos superiores. Sin embargo, el estrés crónico los puede llevar a tomar decisiones equivocadas, desenvolverse con poca productividad, aumentar la carga de trabajo para sus colaboradores, dar instrucciones poco claras, e incluso mostrarse menos tolerante o poco paciente. Toda esta montaña rusa de emociones puede presentarse en un solo día.
Con frecuencia leemos artículos que hablan sobre cómo los grandes líderes son aquellos que inspiran, motivan y sacan lo mejor de cada persona de su equipo ¿Un líder estresado puede inspirar y sacar lo mejor de una persona, cuando la cara que muestra no es la mejor de sí mismo? La respuesta es obvia: claro que no.