La cosa es que el escenario mundial pinta, al menos, incierto y desafiante. Y ante esta visión cuasi apocalíptica, las marcas y empresas sienten que no han salido del golpe tremendo que les propinó la COVID-19 cuando ya tienen que ajustar a la baja sus expectativas ante un consumidor asustado y precavido con sus gastos.
Todo el mundo grita a los cuatro vientos que “¡ahí se viene el apocalipsis económico!”, pero pocos dicen cómo construirse un refugio para sobrevivirlo. Muchas voces nos aconsejan que gastemos lo menos posible, que no nos endeudemos, que evitemos adquirir créditos de todo tipo porque los intereses nos van a matar y que, en síntesis, ahorremos para las épocas de vacas flacas que se vienen.
Por otro lado, tras la pandemia, lo que más necesitan las empresas es vender para reactivar la rueda virtuosa de las economías mundiales, en donde el consumo genera demanda; la demanda, empleos; los empleos, productos y servicios; y todo esto genera crecimiento.
¿Cómo harán entonces las empresas y las marcas para vender, cuando los presupuestos para publicidad han sido recortados, y los consumidores y clientes quieren gastar menos en este momento? ¿Es realmente tan negro el panorama? No, no lo es.
Como consumidores de un producto o servicio, o clientes de una empresa, no podemos dejar de gastar por completo. Se gasta (o se invierte, mejor dicho) en aquello que nos parece indispensable o cuya aportación a nuestra vida u operación ha sido comprobada.
En este sentido, continuaremos “consumiendo” productos y servicios con los que estamos familiarizados, que nos gustan y que han desarrollado a lo largo del tiempo una buena relación con nosotros, no solo en términos de precio y calidad, sino con los que nos sentimos identificados en aspectos como estima o estilo de vida.
Dicho esto, he aquí cuatro recomendaciones para mantenernos vigentes en la mente y corazón de clientes y consumidores en “épocas de vacas flacas”.
Sé original: da buenas noticias
Cuando la situación aprieta, los seres humanos tendemos a quedarnos con aquello que nos da certidumbre y confianza, incluyendo productos y servicios. Preferimos una u otra marca o empresa porque compartimos valores y hasta propósito con ellas, pero si nos quedamos callados y dejamos de comunicarnos con clientes y consumidores, estaremos mandando una mala señal.
Ellos quieren saber de nosotros, y si son buenas noticias, mejor aún en medio de un mar de pesimismo. Reiterémosle que aquí estamos para él o ella, y que encontrará en nosotros la promesa de valor que le hemos hecho siempre.