Aunque suene a cliché, los equipos se lideran con el ejemplo. Un buen líder se presenta como un espejo aspiracional: los hábitos que cuide y privilegie serán los que, por un lado, le darán una autoridad para poder guiar a sus colaboradores y, por el otro, son cualidades que verán sus equipos para aspirar a replicarlos.
Con frecuencia los buenos hábitos se suelen ver como restricciones, pero en verdad tienen el potencial de dotar de libertad a quienes los cultivan; además, fungen como los cimientos para potenciar su creatividad, su crecimiento y sus capacidades.
Los hábitos: piedra angular del liderazgo
“Los hábitos dan libertad” es una frase que no es mía, pero me encanta. La idea viene de Daniel Marcos, fundador y presidente de Growth Institute, así como del autor James Clear, que desarrolló exhaustivamente en su libro Atomic Habits, métodos científicos —pero sencillos— para el desarrollo de hábitos en la rutina cotidiana de cualquier persona.
La libertad y los hábitos nos son conceptos que veamos relacionados muy a menudo, pero justamente ahí encontramos la clave del asunto. La rutina cotidiana, por más extraño que parezca, puede ser la piedra angular de la liberación. Lo explico: al entrar en procesos que ya tienen una estructura diaria, la mente de una persona está lo suficientemente despejada para poder pensar y resolver. Gracias a las rutinas tenemos la mente libre para pensar en otras cosas.
Veámoslo desde la perspectiva opuesta: cuando una persona no cuenta con hábitos y rutinas en su vida, utiliza su energía y pensamientos para hacer cualquier cosa: comer bien, lavarse los dientes, organizar su agenda, etcétera. De esta manera, pierde tiempo y tiene desgaste mental para dedicarlo a otras cosas que requieren su total concentración.
En resumen, la adecuada administración del tiempo da libertad. Las rutinas calendarizadas y bien estructuradas evitan el estrés y la preocupación, ofrecen a la mente la posibilidad de desbocarse en lo que verdaderamente vale la pena: crear, construir, resolver y disfrutar.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
Los hábitos y la libertad que deviene de ellos dan a cualquier persona un gran poder. Como le dijo el tío Ben a Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Un líder debe cuidar sus hábitos, ya que es él quien nutre y cultiva el clima y la cultura organizacional de su empresa, además de ser un ejemplo y un referente para sus colaboradores.
Y si hablamos del liderazgo de una empresa, no sólo se trata de cuidar hábitos como la puntualidad, la organización o la productividad. Un líder también debe tener buenos hábitos personales para impulsar y motivar a sus colaboradores.
Comer adecuadamente, hacer ejercicio, consultar regularmente al médico, por ejemplo, son algunos hábitos que muestran que el líder es capaz de cuidar de sí mismo, por lo tanto, también de su equipo.