#Entrelíneas | Reforma electoral. Adiós democracia, adiós desarrollo

El sector privado continuará con la narrativa en contra del debilitamiento de las instituciones y de cualquier interés que pretenda perpetuar a un partido político en el poder, opina Jonathán Torres.
Por segunda ocasión, ciudadanos alistan una manifestación en defensa del INE, programada para el próximo 26 de febrero.

(Expansión) - “No nos causa gracia vivir sin democracia”. “Yo defiendo al INE”. “Es un honor no estar con Obrador”… Ayer, miles de ciudadanos mexicanos dieron el manotazo sobre la mesa en la marcha del 13N.

En el Congreso hay más de 100 iniciativas que proponen cambios en la ley electoral, pero el ambiente arde alrededor de la iniciativa presidencial dada a conocer el pasado 28 de abril que integra, entre otras cosas, someter a elección popular la conformación del INE.

Sí, crea mucho miedo y sospecha intentar reformar algo que no está roto. Sin duda, toda reforma es perfectible pero hoy contamos con un sistema electoral que ha dado paso a la alternancia. Así, junto con esto, el gran regalo de mantener a un árbitro independiente es la estabilidad política.

Atentar en su contra puede traer un sin fin de impactos y el clima de negocios no puede escaparse. A diferencia de otras reformas, que implican un alto costo económico, los impactos de la reforma electoral se sentirían en el terreno político pero, en algún momento, la economía pagaría el precio. Los posibles cambios en el juego electoral no generarían un shock económico inmediato, pero a largo plazo habría afectaciones económicas.

Sin democracia no hay desarrollo. Punto.

“Todos los organismos son perfectibles, pero es imprudente en este momento una reforma electoral. Si ésta se materializa, tendríamos inestabilidad, menos inversiones, descomposición”, sostiene Fernando Turner, expresidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes.

“No es oportuno hacer estos cambios, podrían ocurrir en la próxima administración y que se prueben en una elección intermedia”, complementa José Medina Mora, presidente nacional de la Coparmex.

¿Qué sigue alrededor de esta papa caliente? ¿Cuál será el rol de los empresarios después de la marcha del 13N?

La comunidad empresarial, a través de sus órganos de representación, advertirá de los peligros provocados por cualquier intervención autoritaria en las reglas del juego electoral y los eventuales impactos negativos sobre el futuro económico y el bienestar de los mexicanos.

Palabras más palabras menos, el sector privado continuará con la narrativa en contra del debilitamiento de las instituciones y de cualquier interés que pretenda perpetuar a un partido político en el poder; en contraste, llamará a los equilibrios y balances en la vida política del país.

La Coparmex, por ejemplo, arrancará esta semana una estrategia que consistirá en reunirse con los diputados federales en los estados para discutir porqué no es conveniente aprobar la reforma electoral y realizar ruedas de prensa para enfatizar la importancia de preservar la democracia.

Otro de los riesgos que podría presentarse dada la coyuntura está relacionado con los malos mensajes enviados a socios comerciales. Por ejemplo, en la actualización del Tratado de Libre Comercio con Europa hay una cláusula democrática que establece, entre otras cosas, el respeto a las reglas electorales. Así, esto pega en la reputación del país, de tal forma que junto con la creciente inseguridad que domina en el país y la militarización, la inversión puede salir por la ventana, sin ningún grado de arrepentimiento.

“(Una eventual reforma electoral) altera la condición del avance democrático y detiene las inversiones, independientemente de los compromisos firmados en los tratados. La democracia debe seguir avanzando porque eso automáticamente traerá las inversiones”, sostiene José Medina Mora.

Toca alzar la voz, sin duda, pero tampoco se espera una comunidad empresarial monolítica frente a este tema. Los grandes capitales, atados a una concesión, permanecerán callados. Algunos, incluso, se alinearán al oficialismo.

“No va a encontrar a un grupo empresarial que opine en contra de la reforma electoral. Los grandes empresarios realmente están asustados pero no lo van a confesar públicamente porque están condicionados a estar tan cerca del poder”, acusa Fernando Turner.

José Medina Mora piensa distinto: “La manifestación se da a través de los organismos empresariales. No debe ser una función que haga la empresa, pero sí los colaboradores; antes de ser empresarios son ciudadanos”.

Como sea, al margen de este momento, están dadas las condiciones para que los empresarios contribuyan en la construcción de ciudadanía. Por lo pronto, el sector privado tendría que pintar varias líneas rojas frente a los abusos del poder. No bajar los brazos. En la medida en que más arbitrariedades vengan, las respuestas tendrían que endurecerse. ¿Ocurrirá algo de este calibre?

Por lo pronto, los momios proyectan que la reforma electoral planteada por la autollamada cuarta transformación pase en la Cámara de Diputados, pero se detenga en el Senado de la República. Si es el caso, esta historia será recordada como un ruido más que el presidente hace a su base electoral.

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Empresarios con la Cuarta Transformación Nacional (E4T) es una organización cuya sede operativa está en Monterrey, Nuevo León, encabezada por Javier Garza Sepúlveda. Entre sus banderas está la representación de las pequeñas y medianas, la promoción de las consultas ciudadanas como expresión de la democracia directa y la disminución en el costo de las elecciones y en el financiamiento a los partidos políticos.

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Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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