(Expansión) - Siempre he sido fanático de la ciencia ficción, encuentros con extraterrestres, viajes en el tiempo, tecnologías asombrosas, etc. Algunas de estas historias pueden ser muy inquietantes, pero al final duermo tranquilo sabiendo que solo es fantasía. Sin embargo, hay un tipo de ciencia ficción que sí me roba la paz: la relacionada con el cambio climático, como la famosa película El día después de mañana, de 2004. Y así como yo, seguramente cada vez hay más personas tienen pesadillas al conocer, o sufrir ya, los efectos reales del cambio climático.
El día después de mañana
¿Qué podemos hacer para adaptarnos al cambio climático? Lo primero es reconocer el problema y analizar el grado de vulnerabilidad de nuestras comunidades.
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Los eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes e intensos en los próximos años: olas de calor, lluvias torrenciales, sequías, huracanes, aumento del nivel del mar; y por ende sus consecuencias también serán más periódicas, como inseguridad alimentaria, migración, entre otras. Sabiendo esto, es imposible no preguntarse, ¿realmente estamos preparados para enfrentar este panorama? Es evidente que no, y por ello es urgente comenzar a pensar más en cómo podemos adaptarnos a este incierto futuro.
Pero vamos por pasos. Cuando hablamos de cambio climático, hay dos tipos de acciones clave que podemos emprender para protegernos. Por una parte, de mitigación, que básicamente es atacar la raíz del problema y consiste en reducir nuestras emisiones de gases efecto invernadero para disminuir el calentamiento global. Por otra, de adaptación, que es atender las consecuencias del calentamiento mediante acciones que permitan reducir la vulnerabilidad de las comunidades ante los posibles impactos de este fenómeno. Ambas son sumamente importantes, pero suele suceder que la mitigación acapara los reflectores de la discusión pública, mientras que la adaptación queda rezagada.
Tristemente, las metas de mitigación no se están cumpliendo , y es muy poco probable que logremos mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1.5 ºC. Si seguimos la tendencia actual, llegaríamos hasta 2.8 ºC a finales del siglo. Esto sería catastrófico y generaría fuertes presiones sobre la vida tal y como la conocemos. Por ello, si bien es importante seguir realizando acciones para que se alcen objetivos ambiciosos en materia de mitigación, es indispensable posicionar estrategias de adaptación al cambio climático dentro de la agenda pública.
En ese sentido, ¿qué podemos hacer para adaptarnos al cambio climático? Lo primero es reconocer el problema y analizar el grado de vulnerabilidad de nuestras comunidades, esto puede hacerse con base en dos factores. Por una parte, la exposición; por ejemplo, una zona costera está más expuesta al aumento del nivel del mar o a tormentas tropicales; por otra, la sensibilidad, que se refiere a qué tanto afecta esa situación a la comunidad: por ejemplo, entre más cerca esté de la costa, más afectada será, es decir, es más sensible.
A partir de estos dos elementos se calcula el impacto potencial que podrían tener estos acontecimientos en la comunidad, y la forma de reducir la vulnerabilidad es generando acciones de adaptación, como construir diques que protejan a la comunidad del aumento del nivel del mar.
Una vez realizado el diagnóstico inicial, se pueden identificar aquellas características que hacen particularmente vulnerables a la comunidad, proponer acciones concretas para reducirlas y buscar implementarlas en conjunto con los gobiernos locales y diversos actores involucrados. Cabe recalcar que si bien se pueden realizar algunas acciones de adaptación a nivel individual, el enfoque comunitario en sumamente importante, pues somos un sistema complejo interconectado, donde la resiliencia de nuestros vecinos también es la nuestra.
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No sabemos cuándo puede ser el día después de mañana, pero la ciencia real nos ha alertado de que el futuro puede ser incluso más complicado de lo que la ciencia ficción nos ha mostrado. Comencemos a prepararnos colectivamente para enfrentar el incierto futuro climático que nos deparan los próximos años.
Nota del editor: Néstor Genis (@GenisNestor) investigador de Inclusión y Desarrollo Sostenible en Ethos Innovación en Políticas Públicas (@EthosInnovacion)
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