Hasta hace algunos años se buscaba un modelo de bajo riesgo sin tener ventas en territorio nacional, como era el caso de las empresas maquiladoras. Este modelo ha estado en el país desde la década de 1960 y ha sido generador de inversión extranjera en México, así como promotor de empleos y de divisas. Pese a su éxito, ha sido cuestionado por considerar que no ha contribuido al crecimiento de la industria manufacturera mexicana, ni a la cadena de suministro de proveedores locales. También se ha debatido si con el paso del tiempo se han otorgado beneficios fiscales que coloquen a las empresas extranjeras en una situación más competitiva que a la industria manufacturera nacional.
Por lo anterior, se han visto cambios en la manera en que las maquiladoras extranjeras tributan en México, y de venir de un poco o nulo pago del impuesto sobre la renta (ISR), en la década de 1990, fue obligatorio el cumplimiento de reglas para precios de transferencia, lo cual elevó la recaudación del ISR y la participación de los trabajadores en las utilidades. A pesar de estos cambios, el sector manufacturero continuó siendo competitivo en México aprovechando varios factores, entre los cuales podemos mencionar los siguientes:
1. Un esquema fiscal y aduanero diseñado para hacer las operaciones eficientes en territorio nacional; si bien las empresas extranjeras son obligadas a pagar impuestos en México, su recaudación permanece en valores razonables en un contexto mundial.
2. La localización geográfica estratégica para acceder al mercado de Norteamérica. Estados Unidos sigue siendo uno de los motores económicos a nivel mundial más importantes y las empresas buscan establecerse en México para poder acceder a este mercado. El mismo caso es para Canadá, ya que es sumamente atractivo el nivel de crecimiento de la economía mexicana y la campana demográfica favorable que tenemos en el país.
3. La red de tratados comerciales celebrados por México con Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y diversos países de América Latina.
4. Una estabilidad económica y social, lo cual ha contribuido a la maduración del sector manufacturero.
5. La mano de obra mexicana es otro factor importante, ya que al ser eficiente y calificada, se torna competitiva en términos de costos.
Todos estos factores han contribuido al crecimiento del sector en México, sin embargo, en fechas recientes, específicamente a partir del 1 de enero de 2022, su operación se ha visto mayormente observada por las autoridades. A partir de dicha fecha, las empresas que operan en esta industria tienen que cumplir con reglas de precios de transferencia para determinar el valor de los servicios de maquila utilizando la metodología conocida como safe harbor, que implica la determinación de una utilidad fiscal equivalente a lo que sea mayor de 6.9% de los activos usados en la operación de maquila o 6.5% de la totalidad de los costos incurridos en la operación.
Esta mecánica está resultando en utilidades operativas que se salen de su rango y generan pérdida de competitividad y desafíos de doble tributación para las empresas residentes en el extranjero y que operan como principales en el contrato de maquila. Si bien algunas empresas maquiladoras todavía tienen la opción de utilizar la metodología de estudio anticipado de precios (APA) hasta el ejercicio 2024, todas las empresas nuevas ya no tendrán esta posibilidad y a partir de 2025 todas las empresas maquiladoras deberán migrar a safe harbor.