(Expansión) - El actual presidente de México ha presentado al Congreso una serie de reformas a 23 leyes en materia administrativa. Aunque se presenta bajo la premisa de combatir la corrupción, su verdadero objetivo va mucho más allá. Busca castigar la propiedad y la inversión privada, y avanzar hacia una economía con una mayor intervención gubernamental, en nombre del supuesto "interés público" por encima del interés privado. Esto podría llevar a México a una economía completamente estatizada, donde el dictador de turno tenga el poder de definir qué es el mencionado "interés público".
Reforma administrativa, un riesgo para la inversión en México
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Las modificaciones propuestas a las diversas leyes incluyen establecer límites a las indemnizaciones en caso de expropiación lo cual violaría el artículo 27 de la Constitución, permitir expropiaciones arbitrarias, incluso sin una verdadera utilidad pública, eliminar la obligación de resarcir daños y perjuicios cuando el gobierno cancele un contrato con una empresa privada sin justificación alguna, excepto el vago argumento del "interés público".
Además, se busca incluir cláusulas de terminación anticipada o cláusulas exorbitantes en todos los contratos con empresas privadas, lo que permitiría al gobierno modificar arbitrariamente las cláusulas del contrato sin tener que pagar indemnizaciones, y rescindir contratos sin recurrir a instancias judiciales.
Asimismo, se busca privilegiar a las empresas gubernamentales, otorgándoles facultades del gobierno en materia de concesiones, permisos y licencias, siempre bajo un criterio discrecional, sin reglas claras, transparentes y fiables.
Si se aprueba este proyecto de decreto sin ningún cambio, se estaría atentando contra el Estado de derecho, convirtiéndolo en un obstáculo para la inversión en el país. Esto afectaría la seguridad y certeza jurídica de los ciudadanos y empresas, dejándolos en una situación de vulnerabilidad frente a posibles actos arbitrarios y sin fundamentos objetivos por parte del gobierno.
El Estado de derecho y el respeto a la inversión son pilares fundamentales para el funcionamiento de una sociedad justa y próspera. El Estado de derecho garantiza que todas las personas, incluyendo a los inversionistas, sean tratadas de manera justa y equitativa bajo la ley, sin privilegios ni discriminación. Además, un marco legal sólido y predecible brinda seguridad y confianza a los inversionistas, lo cual es crucial para fomentar la inversión y promover el crecimiento económico.
Respetar la inversión, tanto nacional como extranjera, implica reconocer y proteger los derechos de propiedad, garantizar la estabilidad de las reglas del juego y asegurar que los contratos sean cumplidos de manera íntegra.
Esto promueve la generación de empleo, impulsa la innovación y contribuye al desarrollo sostenible de las comunidades. En resumen, el Estado de derecho y el respeto a la inversión son elementos indispensables para promover una sociedad próspera, justa y equitativa.
México ya no puede perder más tiempo buscando atraer inversión, pero al parecer los gobiernos y políticos siguen sin aprender que es fundamental tener un Estado de derecho para tener más inversión. Somos un país con un gran potencial que se ha desaprovechado.
Nota del editor: Jorge Sánchez Tello es consultor privado independiente. Consejero Independiente. Síguelo en LinkedIn y en Twitter. Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad única del autor. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.
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