Según el Informe de Riesgos Globales 2023, de Marsh en colaboración con el Foro Económico Mundial, uno de los principales riesgos clasificados por gravedad a corto y largo plazo es la crisis de costo de vida, aunada a la incapacidad para mitigar y adaptarse al cambio climático.
Mientras alrededor del mundo continúan desarrollándose pactos para lograr que el financiamiento climático sea acorde a las necesidades que la crisis climática nos presenta, en nuestro país los ventiladores y aires acondicionados escasean en los supermercados, y solo las compras virtuales suplen la necesidad de lograr que la sensación térmica sea menor, a la vez que las emisiones de gases efecto invernadero aumentan por ese transporte de ventiladores a su destino final.
La demanda de energía eléctrica aumenta y el fenómeno de El Niño, un niño precoz, no esperado tan pronto, hace que las lluvias se reduzcan y por lo tanto los niveles de los embalses bajen. Envían mensajes a que las centrales térmicas se alisten para una prolongada operación. Asimismo, los generadores eléctricos ante tal demanda empiezan a tronar y los retos de oferta de la energía serán día a día menores.
La relación de efectos climáticos, como la temporada de huracanes que aún no termina y la llegada del fenómeno de El Niño, traerán consigo retos y grandes dificultades para mantener cadenas de suministro. Ante este panorama de riesgos, en donde, por ejemplo, el recurso hídrico empieza a escasear, sumado a la presión que generará la temporada de vacaciones, habrá que definir prioridades.