Investigando del tema llamó mi atención que, según Bussines Rountable, el enfoque de la compañía de dar valor a los accionistas ha quedado atrás al trascender a compromisos con objetivos en medioambiente, sociales y propósitos de la empresa; es decir, desde mi punto de vista las compañías hoy en día ya no sólo deben procurar dar valor a los accionistas que confiaron en el negocio, sino que deben satisfacer las necesidades de sus clientes y de los participantes de la cadena de valor procurando un balance durante todo el proceso. Desde dónde y cómo obtienen las materias primas hasta cómo llega a su consumidor final.
Es importante mencionar que, respecto a las estrategias ESG, cada industria tiene sus desafíos, ya que hay algunas que contribuyen más a la huella de carbono, por lo que tenemos industrias como las cementeras que son muy agresivas en sus metas, lo que hace que su inversión en desarrollar nuevas tecnologías sea mayor que otras industrias; sin embargo, esto también las vuelve pioneras y algunas de las empresas del sector son consideradas líderes por sus avances no solo en la disminución de CO2 en sus operaciones, sino en la tecnología que han desarrollado para poder cumplir sus objetivos.
Existen otras industrias como las farmacéuticas o tecnológicas en las que es fundamental que la ciencia se utilice de forma ética y en armonía con el medio ambiente; por ejemplo, la no experimentación en animales, en temas de cosmética y los que no prueban con animales presentan una ventaja, ya que los consumidores están dispuestos a pagar más por ellos. En consumo, el cliente busca empaques amigables, reusables, que se puedan reciclar o sean biodegradables. Otro ejemplo podría ser que cada vez están más interesados en consumir productos que además de tener una calidad superior en materias primas que se utilicen, se extraigan de forma racional.
Mezclando un poco el tema con las finanzas, una de las preguntas que los inversionistas generalmente se hacen es cuándo podrán ver en los estados el retorno de estas inversiones, ya que hasta cierto punto el beneficio se consideraba intangible; es claro que a nivel reputacional el impulso a la reducción de la huella de carbono es importante, pero más allá de estrategias que ayuden a la conservación de nuestro plantea, coexistir de forma sana con las personas cercanas a la operaciones de las empresas o procurar una buena administración es primordial.
Hace algunos años comenzamos a ver ciertas formas de monetizar o de tener beneficios sobre una buena estrategia de ESG, tal es el ejemplo de los créditos de carbono, bonos verdes, bonos sociales, entre otros. También podemos ver estos beneficios como reducción de costos y eficiencias, por ejemplo, el invertir en modernizar líneas de producción no sólo da una mayor eficiencia, sino que emite menos carbono, consumen menos energía y, por ende, termina siendo a mediano plazo un ahorro. De igual forma con los temas de agua o transporte y no dejemos atrás la sustitución de energía convencional por energías verdes o plantas para tratamiento del agua.
Cabe mencionar que los esfuerzos de las grandes compañías no sólo cambian la forma de operar de éstas, sino que sus proveedores, compradores o relacionados en su ciclo, estarían también presentando cambios de tal forma que todos se vayan adecuando al marco de regulación.
El sector financiero, por su parte, ha contribuido con el impulso a las compañías que tienen políticas de ESG, ya que comienza a medir los riesgos climáticos y trata de tomarlo en cuenta para sus portafolios, procurando mitigar riesgos e identificando oportunidades de inversión.
