En general, el término hace referencia a las economías de países que están experimentando una industrialización a medida que se desarrollan, cuya cuota al PIB mundial está creciendo rápidamente. En 2020, los 37 mercados cubiertos por el Oxford Business Group (OBG) representaban en torno al 21.6% de la población mundial y aproximadamente el 9.6% del PIB mundial. Algunos mercados emergentes, como Corea del Sur, tienen un gran número de consumidores y una economía rica, en tanto otros, como las zonas del sudeste asiático, Oriente Medio y África, se encuentran aún en las primeras fases de desarrollo de una economía fuerte y un entorno estable.
¿Vale la pena invertir en mercados emergentes?
Los mercados emergentes y las economías en desarrollo representan cerca del 80% del crecimiento económico mundial, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). También representan cerca del 85% del crecimiento del consumo mundial, más del doble que en los años 90.
Por cada éxito de un mercado emergente como Corea del Sur, hay una Venezuela o una Rusia que luchan por avanzar y, como todo lo que experimenta un desarrollo acelerado, las economías de mercado emergentes pueden tener problemas de crecimiento, por lo que los inversionistas deben ser conscientes de la volatilidad que a menudo conlleva esta clase de activos.
Durante mucho tiempo ha habido ganadores y perdedores relativos, por lo que es importante ser perspicaz en esta clase de activos. En la actualidad, varios países de América Latina se benefician de tendencias favorables en política monetaria, inflación y comercio mundial, que podrían generar un fuerte impulso para las acciones en 2023.
En el caso de Brasil, el índice general de precios al consumo ha caído bruscamente del 12.1% en abril de 2022 al 5.8% en diciembre, con la expectativa de que el programa de lucha contra la pobreza respalde las mejoras del mercado laboral que podrían ayudar a fortalecer el crecimiento económico. Además, es probable que la reapertura económica de China impulse una fuerte expansión del comercio para Brasil.
Por lo que toca a México, en donde el turismo representa el 15% del PIB y el 13% de todos los puestos de trabajo, y donde el 70% de los viajes internacionales proceden de Estados Unidos, una probable ralentización de turismo desde dicho país supone un obstáculo a corto plazo. Asimismo, la languidez de las ventas en el sector automotriz, que representa el 20% de la producción manufacturera de México, también puede lastrar el crecimiento. Sin embargo, una tendencia de nearshoring, que impulsa a las empresas globales a trasladar las cadenas de suministro más cerca de casa, podría impulsar sustancialmente la inversión estadounidense en México, que podría experimentar un aumento de 155,000 millones de dólares en sus exportaciones a Estados Unidos -o más del 10% del PIB mexicano- en un periodo de cinco años.
Los mercados emergentes pueden estirarse y ofrecer a los inversionistas crecimiento e impulso alcista en épocas de auge, pero pueden replegarse cuando cambian los ciclos del mercado. Aunque es posible que no se desee un alto porcentaje de cartera en los mercados emergentes, una modesta asignación del 5% al 10% podría añadir una capa adicional de diversificación.