(Expansión) - Las oportunidades que ha abierto el fenómeno de relocalización de inversiones podrían toparse con graves deficiencias en términos de infraestructura y provisión de servicios competitivos en México, durante los siguientes años. Un ejemplo claro de ello lo da la situación que prevalece en materia de generación de energía. Tan solo recordar que, pese a que el sector privado nacional e internacional claman por energías limpias en medio del fenómeno del llamado nearshoring, la CFE aumentó 14.1% la generación mediante combustibles fósiles en 2022, de acuerdo con informes anuales de la empresa productiva del Estado.
#LaCoyunturaEconómica | La capacidad recaudatoria, una tarea pendiente
Adicionalmente, un reto relevante, será cubrir en el plazo más corto posible, las diferencias regionales que prevalecen. Con relación a esto, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) recientemente publicó su reporte, “Sin gas natural no hay nearshoring”, en el cual destaca que el sur-sureste sólo será más competitivo y podrá llamar la atención de diversas industrias si tiene gas natural. El estudio hace énfasis crítico en la limitada capacidad de esta región del país para transportar gas natural, lo que sin duda alguna representará un obstáculo para que la región aproveche todos los beneficios del nearshoring, en caso de no subsanarse.
Es evidente que requerimos un plan integral que identifique las oportunidades territoriales, los requerimientos de inversión pública y privada, así como el origen de los recursos.
Mientras tanto, los datos positivos sobre el desempeño del consumo y la producción en el país continúan. En el primer semestre del 2023, autoservicios como Walmart, Soriana, Chedraui y La Comer acumularon ventas por 510,084 millones de pesos, un alza del 10.3%. Por otro lado, Según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, del primer semestre de 2019 a junio pasado los contratos para realizar operaciones desde celulares (banca digital) crecieron 145%, llegando a 79.7 millones. Por último, de acuerdo con datos del Inegi, la construcción avanzó 3.6% en el segundo trimestre con respecto al trimestre previo, su mayor avance desde el 2020, impulsada por las obras de ingeniería civil.
En el ámbito internacional, las exportaciones mexicanas hacia los Estados Unidos han experimentado un aumento considerable, especialmente debido a que varios sectores han aprovechado las oportunidades comerciales que han imperado, tras la disminución de las importaciones desde China. De hecho, el Ministerio de Comercio del gigante asiático reclamó recientemente que, las políticas de Washington como el esquema de subsidios para la compra de vehículos eléctricos ensamblados en Norteamérica, la imposición diferenciada de aranceles al acero y la presión a aliados para no comprar ciertos productos chinos, han beneficiado a los socios de EU, como México. Sin embargo, pese a esta coyuntura, los datos recientes revelan que México apenas ha logrado acaparar una cuarta parte del vacío dejado por los asiáticos. El hueco aún es enorme.
Para cubrirlo, es necesario, consolidar una política pública integral que incremente la presencia mexicana en el mercado estadounidense. Mejor regulación, financiamiento, subsidios, obra pública, beneficios tributarios, servirán para acuerpar la inversión productiva que se requiera. Consolidar la capacidad recaudadora del Estado, para financiar las necesidades que se avecinan, es un imperativo al final del sexenio. El paquete fiscal para 2024, significará una buena oportunidad para enfocar baterías hacia ese objetivo.
Al día de hoy, la parte de los ingresos tributarios ha mostrado avances. Durante el primer semestre del año, éstos tuvieron un crecimiento real de 4.0%, debido principalmente al cobro del impuesto sobre la renta (ISR), a los grandes contribuyentes y a la retención de sueldos y salarios. La gran pregunta es: ¿cómo garantizaremos que dichos recursos se mantengan de forma permanente en el mediano plazo?
La perspectiva de ingresos para el mediano plazo exige un análisis serio y profundo. No solo debería revisarse la proyección federal, sino también la local. Tan solo recordar lo que el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria señaló recientemente: “para lo que resta del 2023, los gobiernos estatales tendrán que recurrir a la contratación de deuda, efectuar recortes en su gasto público o incrementar su recaudación local para enfrentar la caída del gasto federalizado”.
El desarrollo requiere de financiamiento y éste a su vez de fondeo. Alinear y fortalecer la capacidad recaudatoria de todos los órdenes de gobierno es una tarea pendiente, que debe subsanarse lo más pronto posible. De ello depende que aprovechemos la coyuntura económica internacional que se abre frente a nosotros.
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Nota del editor: El autor es abogado y economista, fue diputado federal, senador de la República y aspirante a una candidatura independiente a la Presidencia. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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