I. Todo parte de tener una visión clara
Tener una visión, no es sólo la frase bonita que ponen todos en sus páginas web, tener una visión habla de saber desde un inicio qué quieres lograr con tu emprendimiento y el impacto que quieres hacer a través de él.
Pero hay que tener en cuenta que la visión va evolucionando a medida que tanto tú como tu emprendimiento van avanzando. Aquí es en donde la mayoría de los emprendedores falla porque mantienen la misma visión durante años sin evolucionar y darse cuenta de que la idea por la que iniciaron, tiempo después, ya no es la misma que los hará crecer.
Esto no quiere decir que tengan que cambiar lo que ofrecen, pero sí va modificándose la motivación para seguir haciéndolo, incluso durante los momentos difíciles (que serán más de los que imaginamos).
El problema más común que he visto a lo largo de 13 años dando consultoría a cientos de emprendedores es que se enamoran tanto de su producto/servicio que dejan de lado las necesidades de su cliente ideal.
Puede ser que hayas creado el producto más innovador, pero si no lo haces pensando en las necesidades reales de tu cliente ideal, entonces tu producto está destinado al fracaso.
Tenemos que entender que la gente sólo está dispuesta a invertir en cualquier producto por cualquiera de estas dos razones.
II. Huir del dolor o acercarse al placer
Las estadísticas nos cuentan que 3 de cada 10 emprendedores empezaron su negocio porque perdieron su empleo. La ropa que usas, el coche que manejas, los cursos que tomas y hasta emprender, prácticamente todas tus decisiones de compra nacen de una de esas dos motivaciones.
Por lo tanto, antes de lanzar tu producto/servicio, necesitas conocer de qué dolor quieren huir tus prospectos y a qué placer se quieren acercar y cómo tu producto/servicio sirve para dar esta solución.
III. Un negocio no siempre es a prueba de crisis
Parecería que muchos emprendedores no han escuchado la frase “no pongas todos los huevos en la misma canasta” y aquí no hablo de desenfocarse y abrir muchos negocios simultáneamente, sino que se enfocan tanto en un solo producto que no crean un ecosistema por el que los clientes pasen y así aumenten el valor a lo largo del tiempo del cliente.
Tenemos que entender que es siete veces más caro adquirir a un nuevo cliente que hacer que tu mismo cliente compre otros productos en tu ecosistema. Tampoco hablo de crear un millón de productos, sino un ecosistema de productos que estén relacionados entre sí, pero que no compitan entre ellos.