Por propia experiencia, sé que compartir malas noticias es una de las situaciones más difíciles y estresantes que un líder puede tener; sin embargo, es necesario hacerlo, porque de lo contrario, podríamos afectar la moral interna, perjudicar la reputación de la empresa e, incluso, la nuestra como líderes. Si nuestra comunicación es efectiva, podremos ayudar a minimizar el impacto negativo y a mantener la confianza de las audiencias afectadas.
Buenas razones para comunicar malas noticias de forma efectiva
Existen varias razones para comunicar, con eficacia, situaciones negativas. En primer lugar, se trata de una cuestión de transparencia, empatía y honestidad. Nuestros stakeholders tienen derecho a saber lo que está sucediendo en la empresa, incluso si las noticias son malas. Aun cuando se refiera a circunstancias, diría yo, muy desafiantes, ellos valoran esta honestidad. Y si vamos más allá, la transparencia no solo engendra confianza, también establece una base sólida para la relación entre líderes y los stakeholders de la organización.
Por el contrario, ocultar la realidad o presentarla de manera sesgada puede erosionar la credibilidad del liderazgo y, en última instancia, minar la confianza necesaria para el éxito empresarial a largo plazo.
En segundo lugar, porque permite a los afectados prepararse para el cambio. La comunicación de malas noticias de manera proactiva y asertiva permite a todas las partes interesadas prepararse para cambios inevitables. Ya sean nuestros colaboradores internos, clientes, inversionistas, proveedores o la comunidad donde opera la empresa, al proporcionar información clara y oportuna permitiremos que cada grupo comprenda las razones detrás de las decisiones y tome medidas anticipadas para mitigar cualquier impacto negativo.
Esta anticipación demuestra respeto hacia aquellos afectados, minimiza la incertidumbre y fomenta un ambiente más receptivo a pesar de la adversidad.
En tercer lugar, comunicar las malas noticias de forma asertiva es una manera de mantener la confianza de los stakeholders. Si los líderes nos mostramos honestos y si demostramos nuestro compromiso con los afectados, los stakeholders estarán más dispuestos a seguir confiando en nosotros, sin importar lo que venga.
Una comunicación honesta, empática y transparente, aunque pueda ser difícil en momentos adversos, contribuye significativamente a mantener la confianza. Nuestra capacidad para enfrentar los desafíos con autenticidad y compromiso, permitirá fortalecer la relación entre la organización y sus grupos de interés.
Así podemos “navegar” las “aguas turbulentas”
Pero ¿cómo los líderes empresariales podemos desempeñar el doble papel de comunicadores de malas noticias y, al mismo tiempo, mantener la confianza de nuestros stakeholders ? Pareciera un escenario contradictorio e imposible ¿no?
La buena noticia es que la comunicación de malas noticias no tiene por qué convertirse en una pesadilla, si se hace de forma asertiva y eficaz. Si bien, dependiendo de la noticia, el nivel de su impacto y la audiencia afectada, se deberá crear un plan de comunicación a la medida; en mi experiencia, tanto en situaciones personales como en contextos ajenos, he notado que existen algunas consideraciones primordiales, no solo para enfrentar el momento, también para salir fortalecido en el liderazgo.