Sí, estamos por concluir el primer cuarto del Siglo XXI; plena era digital, y me queda claro (nítido) que las ventajas y comodidades que ofrecen las nuevas tecnologías han aportado eficiencia y accesibilidad, sí, pero también han creado una brecha en el trato y calidez humana, que antes caracterizaba a estos servicios y a muchos más. En este contexto, y desde mi perspectiva, es crucial recordar que detrás de cada transacción hay una persona, con sus historias, sus luchas y sus sueños.
No neguemos la tecnología, pero regresemos a nuestros orígenes. No satanicemos lo digital, pero recordemos que somos seres humanos. Para reconectar con nuestros clientes, debemos volver a las raíces de la personalización. Creo que no se trata solo de vender (por vender) un producto o un servicio, se trata de crear una experiencia, de construir una relación.
Recuerdo y cito las palabras de la poeta Maya Angelou…"La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo los hiciste sentir". En el mundo financiero, y en cualquier otro ambiente corporativo, social, institucional y hasta familiar, este principio nunca ha sido más relevante.
Y, me atrevo a sugerir otra muy necesaria y eficiente manera de conectar y ser memorables para con nuestros clientes: tener una agenda de responsabilidad social corporativa que nos comprometa con la inclusión de toda población minoritaria, desatendida o subrepresentada.
Aquí tenemos muchos caminos y oportunidades para enfocar nuestros esfuerzos, ya que la inclusión no se limita a lo financiero, lo comercial o lo social; ¡hay mucho terreno por conquistar! Urge abonar a la inclusión educativa, digital, médica, cultural y laboral. Desde mi experiencia, cuando llevamos a cabo estos esfuerzos no solo se nos recompensa con beneficios comerciales, sino con la gratificación de sumar y aportar en la construcción de un mejor país; ¡vamos! la satisfacción de ser personas. En consecuencia, y de manera natural, se verá mejorada la reputación y sostenibilidad futura de la empresa, y el arraigo y lealtad de los clientes.