No hay infraestructura suficiente que sustente la tecnología en América Latina. La innovación avanza con todo, pero se encuentra con topes, baches y socavones que obstaculizan su implementación.
En pleno siglo XXI, la tecnología se ha convertido en un motor imprescindible para el desarrollo económico, social e incluso cultural de las naciones. Sin embargo, en América Latina nos encontramos frente a una serie de desafíos particulares que son la suma de los contextos y realidades dispares que enfrenta la región y cada uno obstaculiza el acceso equitativo a herramientas digitales que transforman la experiencia de vida en las personas.
Es evidente que la región se enfrenta con una infraestructura incompleta en materia de telecomunicaciones. Aunque las ciudades principales pueden disfrutar de conexiones rápidas, estables y seguras, las zonas rurales y remotas continúan luchando con la falta de cobertura –en algunos casos la lucha está apenas en contar con servicios de electricidad, y si logran la conectividad, experimentan baja velocidad de navegación-.
Esta disparidad no sólo limita el acceso a información vital y oportunidades educativas, sino que también restringe el desarrollo económico local. En el caso de México, el 85.5% de los mexicanos que habita en ciudades es usuario de internet, mientras que en zonas rurales sólo 6 de cada 10 habitantes accede a la red . No hay rentabilidad para que el sector privado cubra el servicio y los presupuestos del gobierno simplemente no la dan.
El costo y la disponibilidad de dispositivos tecnológicos son otros baches en el camino. Mientras que los avances en hardware y software continúan a un ritmo acelerado, muchos ciudadanos en nuestra región enfrentan barreras económicas para adquirir equipos, aparentemente básicos, como computadoras y smartphones. ¿Recuerdas la pandemia? Atravesarla reveló que las familias no contaban con la cantidad de equipos necesarios, existía una computadora o televisión para toda la familia y había que conectarse al home office de los adultos y las clases en línea de los niños, todo en un mismo horario.
La brecha digital inicia desde el hardware y siendo un poco más realista, inicia desde la educación básica. Según Statista, en términos de penetración de internet Brasil y México no están en los primeros lugares de esta adaptación, incluso siendo los países más grandes de América Latina. La brecha existe y no sólo profundiza las divisiones socioeconómicas, sino que también limita las oportunidades de desarrollo profesional y personal, tan real como no poder estar en línea en WhatsApp o Bumble.
Además de estos desafíos, ya te comentaba que la educación es una necesidad urgente para mejorar la alfabetización mediática y la capacitación tecnológica. La falta de programas efectivos para enseñar habilidades digitales básicas y avanzadas deja a muchos jóvenes y adultos sin las herramientas necesarias para un uso seguro y consciente de las tecnologías. ¿Te suena el término robo de identidad? ¡Ajá! Todo eso empieza aquí.