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Tecnología para las personas que viven con una discapacidad

La tecnología entra cada vez más a nuestras vidas, pero definitivamente no como se ve en las películas de ciencia ficción, sino como una fuerza para el bien, para el cambio y la innovación.
jue 09 mayo 2024 06:00 AM
Neuralink implanta el primer chip cerebral en un humano
La empresa Neuralink anunció que implantó un chip inalámbrico en el cerebro a una persona con parálisis grave. El chip lanza señales a la parte del cerebro que se encarga de controlar “la intención del movimiento”, y así lograr que recupere su movilidad.

No sabía que Coldplay, la famosa banda británica, puso manos a la obra para que sus espectáculos sean para todos. Encontraron la manera de que las personas que viven con una discapacidad auditiva disfrutaran de sus conciertos como todos los demás, usando unos chalecos que emiten vibraciones al ritmo de la música.

Estos datos curiosos me hacen el día porque veo con ejemplos claros y palpables cómo la tecnología nos está permitiendo hacer de este mundo un mejor lugar para todos, avanzando poco a poco hacia un planeta más inclusivo.

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Afortunadamente esta iniciativa pensada por esta banda británica se expandió e inspiró a otros. En México, el Proyecto Vibra adoptó esta idea de los chalecos sensoriales y la mezcló con la interpretación de una persona en lenguaje de señas para terminar de transmitir lo que hace el artista en el concierto.

Estos chalecos tienen seis sensores y seis transmisores de vibración en diferentes partes del cuerpo. Esto es un juego básico de chips y conectividad. Las consolas de audio tienen una antena emisora que llega a los chalecos y convierte la música en vibración. No dejo de sorprenderme al ver cómo un semiconductor puede tomar la forma de lo que sea. ¡Te amo, tecnología!

¿Por qué debemos incluir a todos?

Según el Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación (Conapred), en 2023, las personas que viven con alguna discapacidad representaban 6% de la población total mexicana, que en porcentaje se ve poco, pero son 7.1 millones de personas, seres humanos que día a día luchan por incluirse en actividades tan naturales para nosotros como escuchar un concierto.

¿Y de qué nos perdemos cuando estas personas son excluidas? ¡De mucho! No existiría la famosa Misa Solemnis, o la Novena Sinfonía de Beethoven, quien compuso esas obras estando totalmente sordo, pero ocultó su discapacidad no visible por mucho tiempo por la naturaleza de su profesión y el miedo al qué dirán o incluso al rechazo. De haber hablado de su condición abiertamente, ¿crees que la sociedad alemana del siglo XVIII – XIX hubiera seguido apoyándolo? Seamos honestos, probablemente hubiera sido el fin de su carrera.

Entonces, aquí entra un dilema ético. Hace poco la empresa Neuralink anunció que implantó un chip inalámbrico en el cerebro a una persona con parálisis grave. El chip lanza señales a la parte del cerebro que se encarga de controlar “la intención del movimiento”, y así lograr que recupere su movilidad.

Esta prueba se realizó con el permiso de la Food and Drug Administration (FDA), institución del gobierno de Estados Unidos. Y aunque este avance tecnológico sigue en fase de pruebas, remitió al miedo de que nos implanten chips en el cerebro – temor alimentado por tantas películas de ciencia ficción-. ¿Qué opinas? ¿Es una “transgresión excesiva” del ser humano a la naturaleza? ¿O no porque en este caso se está logrando un bien?

Hace tiempo conocí el caso de una niña llamada Marytere Argüelles, quien vive con un síndrome que le impide controlar sus movimientos y hablar. Su mamá ideó un sistema de comunicación en el que pone sobre el piso letras impresas en papel y la niña intenta mover uno de sus pies para pisar alguna de las letras, su mamá interpreta esta acción y así es como en conjunto van formando palabras. Usando este método, las personas comenzaron a conocer a Marytere y se dieron cuenta que es muy inteligente, tiene un IQ de 145. Aun así, Marytere se dio cuenta que las personas continúan dirigiéndose a su mamá, quien juega el papel de intérprete, en lugar de hablarle a ella.

Esta frustración la llevó a escribir el libro “Hablar por los que no hablan”, un manual sobre cómo tratar con una persona que vive con discapacidades motrices. ¿Sería diferente si Marytere, usando la tecnología, tuviera más autonomía sobre la comunicación con su entorno? En su caso, yo no veo por qué habría una “transgresión” de la naturaleza, o una posibilidad de convertirnos en cyber humanos, al contrario, yo veo la oportunidad de hacer más visible la dignidad que ya tiene una persona que vive con una discapacidad.

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La tecnología entra cada vez más a nuestras vidas, pero definitivamente no como se ve en las películas de ciencia ficción, sino como una fuerza para el bien, para el cambio y la innovación. Quién diría que algo que comienza siendo arena en el mar -donde se encuentra el silicio- tiene el potencial de lograr avances médicos que nos van a permitir inclusión, tolerancia, unidad y, de la mano de todo eso, una mejor calidad de vida para todos.

El silicio es ese casi mágico semiconductor que hoy define la geopolítica mundial. Es el material con el que se construyen los chips para computadoras y cualquier dispositivo inteligente que se te ocurra. Es el elemento -14 en la tabla periódica- que impulsa hoy la inteligencia artificial, pero también es el que está en los chalecos para que las personas sordas puedan sentir la música, o para mejorar la movilidad de una persona con parálisis. El silicio es lo que ha cambiado radicalmente las vidas de TODOS.

Detrás de una persona que vive con discapacidad, hay una mente brillante. Una perspectiva diversa impulsa la innovación a niveles que no tienes idea. Invita a la gente a investigar más, a hacer más pruebas, a intentar diferentes rutas y a aplicar distintas iniciativas. Nos impulsa a no conformarnos con lo que tenemos y a ser siempre mejores. ¿Por qué nos negaríamos?

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Nota del editor: Ana Peña es directora de comunicación para Intel Américas. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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