Publicidad
Publicidad

#Entrelíneas | Justicia laboral. ¿Cuánto por ‘resolver’ el pleito?

En materia laboral, la reforma que recientemente fue aprobada por los partidos aliados al presidente vendrá a complicar, aún más, los juicios para resolver conflictos entre empresas y trabajadores.
mar 17 septiembre 2024 06:05 AM
bancos reforma judicial
La reforma que hoy provoca mucho insomnio vendrá a multiplicar el estrés en torno de la justicia laboral, que actualmente opera bajo un sistema que debió extinguirse hace ya varios años y mediante otro que apenas despierta, considera Jonathán Torres.

Los términos planteados en la reforma judicial que se avecina no existen hoy en ningún lugar del mundo, lo que significa que estamos frente a un experimento que vendrá a romper con un elemento fundamental para dirimir cualquier pleito: especialización. Si bien el origen de esta reforma está perfectamente justificado (en el Poder Judicial hay corrupción, nepotismo, entre otras malas prácticas), su diseño empeorará las cosas.

En materia laboral, la reforma que recientemente fue aprobada por los partidos aliados al Presidente de la República vendrá a complicar, aún más, los juicios para resolver los conflictos entre las empresas y sus trabajadores.

Publicidad

Éste es el entorno y los caminos torcidos que podría tomar la justicia laboral:

Primero, antes de que se reformara la Ley Federal del Trabajo, en mayo de 2019, la impartición de justicia laboral estaba en manos de las Juntas de Conciliación y Arbitraje dependientes del Poder Ejecutivo, locales y federal, y en caso de que alguna de las partes no estuviera conforme con la resolución, podía recurrir a los Tribunales Colegiados de Circuito del Poder Judicial. Hasta hoy, los juicios presentados antes de la reforma de 2019 se siguen ventilando en las viejas juntas, lo que refleja un absoluto retraso en sus resoluciones; sin embargo, no se verán afectados de inicio por la reforma judicial, pero sentirán sus efectos cuando alguna de las partes en conflicto se inconforme por una resolución emitida y solicite un amparo, que solo será otorgado por los tribunales contemplados en la reciente reforma. Todo un galimatías.

Segundo, después de la reforma de 2019 entró en forma escalonada en todo el país el sistema de justicia oral, en el que todos los juicios presentados empezaron a ventilarse en Tribunales Laborales, pertenecientes al Poder Judicial. Hasta el momento, este modelo está en fase temprana, en algunos estados registra un buen desempeño, en otros no, pero en cualquier caso se verá interrumpido por la misma reforma judicial.

Es decir, la reforma que hoy provoca mucho insomnio vendrá a multiplicar el estrés en torno de la justicia laboral, que actualmente opera bajo un sistema que debió extinguirse hace ya varios años y mediante otro que apenas despierta.

Los procedimientos para resolver los juicios no tendrán ninguna modificación. El problema estará en la raíz a través de la cual asumirán funciones las y los responsables para impartir la justicia laboral; quienes tendrán en sus manos la responsabilidad de dirimir las peleas entre trabajadores y patrones, antes de ello, tendrían que seguir el mismo camino que toman todos aquellos que buscan un cargo por elección popular y, ahí, marcarían su suerte: politizarse, sindicalizarse y/o corporativizarse.

Actualmente, todos los jueces son elegidos por el Consejo de la Judicatura por medio de un examen de oposición, en donde los más capacitados desde el punto de vista técnico-jurídico son elegidos, pero ahora no se tiene claro el proceso de elección de los futuros impartidores de justicia, pero de lo que no hay duda es que quienes aspiren a ocupar esos cargos tendrán que hacer campaña y, para eso, financiarse de algún modo.

“Obviamente, se requerirá de impulso económico y, éste, siempre genera compromisos. No debería ser así, pero así es: el ‘favor’ suele devolverse después del apoyo económico”, acusa Carlos de Buen Unna, director general del Bufete de Buen.

“Así va a ser, quienes aspiren a un cargo en el Poder Judicial necesitarán recursos para hacer campaña, organizar desayunos e invertir en publicidad. ¿Quién puede proveer esos recursos? ¿Un grupo de sindicatos o de empresas?”, complementa Diego González de la Fuente, socio del despacho González de la Fuente y Ardura Abogados.

Por lo tanto, la reforma judicial abrirá la puerta a más corrupción, más intereses creados y a la inclinación de la balanza a favor de quien ponga el dinero para la campaña. El pago de favores estaría por encima del derecho.

“A los defectos que ya tiene hoy el Poder Judicial, me temo que se van a agregar otros”, sostiene Carlos de Buen Unna. “Además, tendremos ministros que presumirán saber de materia civil, penal, laboral, fiscal y administrativa. ¿Dónde quedará la especialización?”, cuestiona Diego González de la Fuente.

La especialización no será lo único que saldrá por la ventana. La carrera judicial a la que aspiran muchos jóvenes poco importará. Hasta ahora, muchas son las historias que se están construyendo en las que sus protagonistas han sido mecanógrafos, oficiales de juzgado, notificadores, secretarios proyectistas, para después aspirar a ser jueces. En ello radica la carrera judicial completa. Pero eso, muy pronto, dejará de ser relevante.

Publicidad

La discusión sigue abierta. En estos días seguirá vigente la discusión en torno de los caminos para revisar la reforma constitucional aprobada por el Poder Legislativo. En paralelo, el Congreso cuenta con 90 días para emitir las leyes secundarias, que resultarán determinantes para la instrumentación de la reforma pues, entre otras cosas, permitirán tener más detalles sobre los métodos de fiscalización de los candidatos y conocer el reglamento del Tribunal de Disciplina Judicial. Bajo ese contexto, trascendió que su redacción está sobre el escritorio del equipo de Claudia Sheinbaum, específicamente bajo los márgenes de su virtual consejera jurídica, Ernestina Godoy.

Por lo pronto, en la exposición de motivos de la reforma se menciona que los juzgadores deberán cuidar el interés superior del tribunal disciplinario, tener buena conducta y criterios éticos. El detalle está en que los propios integrantes de dicho tribunal también serán sometidos a ‘voto popular’. Conclusión malsana, pero con sus grados de razón: nadie será inmune a estar motivado por un interés en lo particular.

**********

El gobierno que está por terminar, y que ha presumido ser un predicador de la austeridad, dejará muchos compromisos por cumplir a la administración entrante. Uno de ellos tiene que ver con el alto costo de las elecciones al Poder Judicial. Pero otro embrollo ocurrirá con el enredado proceso electoral. Por ejemplo, en junio de 2025, se someterán a votación 343 cargos en la CDMX (222 magistrados y 121 jueces), lo que podría permitir que más de mil candidatos aspiren a dichos puestos. Una locura.

____

Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Tags

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad