Cada año, cuando llega septiembre, en México se percibe una atmósfera de alerta. “Ya estamos en la temporada de terremotos” es una frase que muchos empiezan a repetir, especialmente después de los devastadores sismos del 19 de septiembre de 1985, 2017 y 2022. Este sentimiento es comprensible, pero ¿es cierto que, como los huracanes, los terremotos tienen una temporada específica? ¿O estamos ante un caso de sesgo cognitivo?
Terremotos. Septiembre llega y en México se percibe una atmósfera de alerta
A nivel global, los estudios científicos no han encontrado evidencia sólida de un patrón estacional claro para los terremotos. En México, si analizamos los datos históricos del Servicio Sismológico Nacional (SSN), que registran terremotos desde 1900, encontramos que los meses con más terremotos de cualquier magnitud son enero y febrero, mientras que septiembre ocupa el tercer lugar. No obstante, cuando filtramos los datos para incluir solo terremotos de magnitud superior a 7 en la escala de Richter, septiembre aparece como el mes con más eventos de este tipo. Sin embargo, esta diferencia no es lo suficientemente significativa desde el punto de vista estadístico como para declarar que septiembre es "el mes de los terremotos".
Este fenómeno puede explicarse mediante el sesgo de disponibilidad y el sesgo de representatividad. Las personas tienden a sobrestimar la probabilidad de un evento cuando pueden recordarlo fácilmente o cuando ha tenido un impacto fuerte, como es el caso de los terremotos del 19 de septiembre. Estos eventos notables quedan grabados en la memoria colectiva, lo que nos lleva a creer que son más comunes de lo que realmente son. El hecho de que tres terremotos significativos ocurrieran el mismo día, en un lapso de 37 años, refuerza este sesgo. A menudo, asumimos erróneamente que las coincidencias tienen una baja probabilidad de ocurrir, lo cual no siempre es cierto.
Para entender cómo nuestras intuiciones sobre la probabilidad pueden fallar, podemos usar un experimento conocido como la paradoja del cumpleaños, que es fácil de realizar con amigos. En una reunión, cada persona dice su cumpleaños (día y mes) y se anotan. Antes de comenzar, es común pensar que la probabilidad de que dos personas compartan cumpleaños es baja, dado que hay 365 días al año. Sin embargo, la probabilidad real depende del tamaño del grupo: con 23 personas, la probabilidad de que dos compartan la misma fecha de cumpleaños es poco más del 50%, y con 50 personas, sube a casi 97%. Esto es contraintuitivo porque no estamos comparando el cumpleaños de cada persona con todos los demás, sino todas las combinaciones posibles de pares dentro del grupo. A medida que el grupo crece, las combinaciones aumentan rápidamente, lo que incrementa la probabilidad de coincidencias.
Este mismo razonamiento puede aplicarse al análisis de terremotos. Usando los datos del Servicio Sismológico Nacional, podemos entender que la probabilidad de que ocurra un terremoto fuerte el mismo día calendario en diferentes años no es tan baja como se piensa. En lugar de personas, consideramos años transcurridos: a más años, mayor es la probabilidad de coincidencia. Por ejemplo, si consideramos todos los sismos registrados, en tan solo 4 años la probabilidad de que ocurra un sismo cualquier día del año es casi del 100%. Si nos enfocamos solo en sismos fuertes (mayores a 7 en la escala Richter), en 31 años la probabilidad de que haya coincidido un sismo fuerte en la misma fecha es de poco más del 50%. Esto es particularmente relevante cuando recordamos que entre 1985 y 2017 pasaron 32 años, lo que da una probabilidad de coincidencia del 52.8%. En un período de 70 años, esa probabilidad supera el 90%. Aunque la probabilidad de que ocurran tres terremotos el mismo día en un lapso de 37 años es baja, de poco menos del 0.015%, es más alta de lo que la mayoría podría pensar.
En conclusión, la percepción de que septiembre es "el mes de los terremotos" en México está más influenciada por la memoria de los trágicos sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017, que han reforzado la idea de que esta es una época particularmente propensa a estos eventos, que por datos estadísticos. Aunque septiembre es un mes importante para recordar y honrar las tragedias pasadas, el análisis de los datos muestra que los terremotos no siguen calendarios ni estaciones: pueden ocurrir en cualquier momento del año, incluso en fechas donde ya se han registrado sismos.
La naturaleza aleatoria de estos eventos y la posibilidad de coincidencias inesperadas nos recuerdan que la preparación y la conciencia sísmica deben mantenerse vigentes todo el año, y no solo en septiembre. Es importante entender que los sismos son más frecuentes de lo que solemos imaginar, sin importar el mes o el día.
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Nota del editor: Alfredo Careaga es egresado de Actuaría y Dirección Financiera del Instituto Tecnológico Autónomo de México y cuenta un MBA de IESE Business School. Tiene amplia experiencia en el sector asegurador y reaseguro, trabajando en México, Estados Unidos y Reino Unido. Es un apasionado del fútbol americano y la música, y actualmente se desempeña como Director de Nuevos Negocios de THB México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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