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Potencial industrial y científico, de la avidez a la generosidad

La sociedad mexicana requiere que la industria, el gobierno y las universidades trabajen conjuntamente más allá de la búsqueda del progreso científico o de la realización de proezas tecnológicas.
jue 16 enero 2025 06:00 AM
Ciencia, tecnología e innovación: colaboración, talento e identidad
Los avances en materia científica y tecnológica bien orientados además de producir cosas realmente valiosas para mejorar la vida de la sociedad, también pueden acompañar el desarrollo integral del ser humano en responsabilidad, conciencia y valores, señala Juan Alberto González Piñón.

En el 2024, México se mantuvo como la segunda mayor economía de América Latina y la 15° del mundo, con un producto interno bruto (cantidad de bienes y servicios producidos) de 1.66 billones de dólares; en cuanto a recepción de inversión extranjera directa se ubicó en la 13º posición.

Esta trayectoria se debió en gran medida a los altos niveles de producción manufacturera en la industria automotriz, lo que sin duda es fundamental para la economía del país, empero estos niveles de fabricación presentan bajos niveles de valor agregado, por ejemplo, el 75% de los insumos de los productos exportados desde México se compran en el extranjero, con ello el país se ubica en la posición 53 en la clasificación mundial en valor agregado manufacturero per cápita.

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Ningún país, excepto unos pocos estados pequeños excepcionalmente ricos en petróleo (por ejemplo, Qatar, Kuwait, Brunei) ha alcanzado niveles de vida altos y sostenibles sin desarrollar un sector manufacturero significativo.

México tiene un potencial industrial y científico aún por detonar, un ejemplo de ello son los más de 36,000 artículos científicos indexados en el 2023, lo que representa una aportación al conocimiento mundial del 1% y que le permiten ocupar el lugar 28 en cuanto a volumen de producción científica.

Respecto de los vínculos entre industria y ciencia, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), identificó que el país presenta debilidades debido a la baja proporción de I+D (investigación y desarrollo) financiada por la industria, así como a su escasa actividad inventiva expresada en materia de solicitudes de patentes realizadas por residentes, por ejemplo si comparamos el número de solicitudes de patentes en 2024, en Estados Unidos se solicitan 38, en Corea del Sur 16, Japón 19 y en China 107 veces más patentes que en México, respectivamente. Es una desproporción descomunal. Incluso en Brasil se solicitan anualmente 1.7 veces más patentes provenientes de residentes que en México.

Esta realidad explica en amplia medida el que México se ubique en la posición 56 de 133 países respecto del Índice Mundial de Innovación publicado en el 2024.

La sociedad mexicana requiere que la industria, el gobierno y las universidades trabajen conjuntamente más allá de la búsqueda del progreso científico o de la realización de proezas tecnológicas, el país precisa que estos actores se asocien y colaboren en la búsqueda de un auténtico progreso social.

El desafío urgente es unir las voluntades, las capacidades y recursos necesarios en la búsqueda de un desarrollo sostenible, esto requiere de un nuevo diálogo sobre el modo como se construye el futuro del país, en donde el uso y la aplicación del conocimiento científico sea un elemento clave.

A este respecto la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), señala que el país cuenta con 379 investigadores nacionales por cada millón de habitantes. El organismo también da cuenta de nueve naciones que poseen más de 5 mil investigadores por cada millón de habitantes.

Existen diversos componentes sociales que pueden ser abordados desde el ámbito científico y tecnológico; exclusión social, inequidad en la disposición y el consumo de energía, la fragmentación social, el crecimiento de la violencia, la pérdida de identidad y arraigo, solo por señalar los más relevantes.

Algunos enfoques de ello son: 1) acelerar el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías en la industria, afrontando desafíos en materia de productividad y competitividad, 2) desarrollar estrategias de innovación sectoriales para orientar las prioridades de investigación e innovación, las habilidades y las estrategias de IED, 3) transformar los centros nacionales de investigación en centros de innovación industrial y 4) establecer un Consejo Nacional de Innovación Industrial que asesore y acompañe la instrumentación de políticas públicas en materia económica y prioridades de innovación.

Los avances en materia científica y tecnológica bien orientados además de producir cosas realmente valiosas para mejorar la vida de la sociedad, también pueden acompañar el desarrollo integral del ser humano en responsabilidad, conciencia y valores.

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En el 2023 México invirtió 0.297% del PIB en investigación y desarrollo, de acuerdo a los datos de la OCDE. Mientras que naciones como Corea del Sur, invirtieron más del 4% de su PIB, es decir, dieciséis veces más que México.

La política científica y tecnológica de México no debe orientarse hacia una economía que tenga como único fin la reducción de costos de producción, por el contrario, debe enfocarse a crear las condiciones que permitan la colaboración entre los sectores, basado en relaciones de confianza, fiabilidad y respeto, debe moverse hacia la búsqueda del bien común, lo que presupone el respeto y cuidado integral en el desarrollo de la persona humana.

El papel tradicional del estado mexicano en el desarrollo de la tecnología se ha limitado a apoyar la ciencia básica. Esta estrategia era adecuada para una generación anterior, pero no para los profundos desafíos de hoy. No se debe confiar en la aplicación afortunada de tecnología. Se requiere apuntar directamente a estos nuevos retos y centrar los esfuerzos en las nuevas oportunidades, reconociendo que el gobierno puede jugar un papel clave ayudando a las universidades y las empresas a desarrollar innovaciones que se pongan al servicio de la sociedad.

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Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es Director Corporativo de Innovación y Transferencia de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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